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ha planteado que habrá una nueva ley
electoral, se supone que los parlamentarios sean entonces profesionales, con
una sede fija, menos de los que son hoy,
que no sean juez y partes, porque tú no
debes ser ministro y diputado”. En
vísperas del congreso del partido, declaraciones como estas a la revista católica
Palabra Nueva merecieron que Pérez
Villanueva fuera separado de su puesto
en la Universidad de la Habana, en la
que se había desempeñado por años
como profesor. Que un economista
brillante tenga conciencia de las necesidades políticas, demuestra la competencia de la ciudadanía en estos temas; que
el castrismo lo expulse y desdeñe tales
necesidades, entraña una miopía que
puede calificarse como un crimen.
#Otro18 y la activación de los cambios
políticos
Pese a la sequía de iniciativas políticas,
Raúl Castro ha decidido abandonar el
poder en 2018. A su salida parece seguro que dejará consagrado un régimen de
alternancia para el Jefe de Estado, que
dispone mandato de cinco años con una
reelección. En materia de derechos
políticos, nada de esto es una buena
noticia. Los derechos políticos no son
procedimientos ocasionales ni prácticas
novedosas respecto de otras anteriores.
Tampoco están los derechos políticos en
la esperanza de llegar a ellos o sentir
que uno se “acerca” u n poquito. Los
derechos políticos se confirman en la
libertad de los ciudadanos de elegir a
sus representantes en un clima de información, expresión y libre asociación
y, en general, en un estado de respeto de
los derechos humanos que son impuestos por esa ciudadanía que los experimenta como un bien común. Son un
proceso y no eventos puntuales. La
Campaña Ciudadana #Otro18 asume el
año 2018 como el estímulo que mueva a
la ciudadanía a exigir el cambio, pero
no el cambio que plantea la pacata
liturgia tardo castrista, sino el que implemente verdaderamente el sistema
democrático. #Otro18 declara la pertinencia de los derechos políticos y se
constituye en torno a dos documentos
claves: una Agenda Máxima y una
Agenda Mínima. Ambas son expresión
de la voluntad de fortalecer la legalidad
desde el precario cuerpo disponible en
la legislación castrista. De ahí la idea de
una agenda mínima. Y por esa vía se
exponen los déficits que evidencien la
necesidad de reformas fundamentales y
participar en su consecución. Las razones de esta estrategia es que resulta
preferible la construcción de una cultura
de la legalidad sobre el desmoronamiento o el estallido. Ambas nociones, el fin
abrupto y la transición, se fundamentan
en la necesidad urgente de poner fin a
una situación de derechos humanos que
se torna criminal con el asedio de activistas políticos, las golpizas indistintas a
hombres y mujeres, y el entrenamiento
sistemático de paramilitares para silenciar el clamor libertario. Pero la Campaña Ciudadana #Otro18 parte de la
certeza de que la construcción colectiva
de la legalidad vuelve precioso el resultado, en tanto el estallido y la insurrección han propiciado verdaderas leyendas de heroísmo, pero también conductas disfuncionales para alcanzar el bien
común. En #Otro18 se rinde culto a las
luchas por nuestra independencia de
España y a la acción ciudadana que
terminó con sendas dictaduras durante
nuestra república, pero el referente de
nuestra acción es el trabajo legislativo y
la institucionalidad legal, fundamentalmente la que propició la redacción de la
Constitución de 1940 y sus sucesivas
leyes complementarias, verdaderos
ejemplos para su época, a los que no
deja de acudir incluso el castrismo
cuando buscan validar algunos de sus
cambios actuales. Todo cambio que
busca eliminar el estancamiento económico y político consagrado por la dictadura lleva siempre a un reconocimiento
de las prácticas internacionales y de
nuestra avanzada legislación anterior a
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