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¿Un epílogo al cuartel? ¿Está en solfa toda la estructura de parapetamiento rodeado por el Enemigo y con una dinastía para garantizar su continuidad eterna? ¿Ya no bastará para tener a los civiles subordinados y permanecer como un peñón defensivo, como esa colonia militar española en la que se iniciaran los rudimentos de este país? ¿Se transformará en un proyecto vacío de sentido y credibilidad a muy corto plazo? Son muchas las preguntas, todas vitales para la menesterosa nación isleña. Pero es un hecho innegable que la mayor amenaza del presente, lo que saca de un quieto y ruinoso rumbo totalitario al gobierno militar encabezado por un general, no es una Venezuela petrolera y chavista que se hunde a pique en un “mar de felicidad” como el cubano: es la realidad de unos Estados Unidos que están quitando enmohecidas talanqueras legales que impedían el desborde hacia la isla de toda su incalculable fuerza social, comercial, económica y cultural y el efecto fermentador que esta percepción ya está provocando en la población de la isla. Y en realidad, no sería nada nuevo como retorno a la realidad que se iniciara un cambio radical en nuestro país. Por una natural deriva, comprobada en la mayor parte del continente, Cuba está destinada a volver a la normalidad institucional. Un gobierno civil, y el ejército, a sus cuarteles, subordinados al orden de los civiles. La nación necesita sacudirse este marasmo militar en el orden nacional y pensar a favor de la mayoría, no en función de una capa de uniformados que un mal ejercicio histórico de la nación trajo a sus riendas. Notas: 1-Durante muchos años, en la corte española se mentaba a La Habana como sinónimo de Cuba. Ver de Mo reno Fraginals Cuba en EspañaEspaña en Cuba. Historia común. Barcelona: Grijalbo Mondadori, 1995. 2-En cifras redondas, al finalizar el conflicto fueron desmovilizados 65, 000 combatientes del ejército insurrecto (Ver de Jorge Ibarra Cuba: 18981921 Partidos políticos y clases sociales Ed. Ciencias Sociales, 1992). Además, entre los nacionales del bando contrario, abandonaron las armas unos 50, 000 guerrilleros y alrededor de 100, 000 voluntarios. En resumen, un cuarto de millón de hombres, la sexta parte de una población de 1, 573, 000, según el Censo de 1899. 3-El autor fue testigo presencial de ese autobombo en una unidad militar en febrero de 1980, movilizado en una leva de las más apremiantes y forzosas que se recuerdan de la denominada “Reserva Militar”. Gritando amenazas a una latente revuelta en la sociedad (los futuros “marielitos”), los militares profesionales, muchos veteranos de la guerra en Angola, no se cansaban de repetir a la aterida tropa (estaba entrando un fuerte Norte), que las Fuerzas Armadas eran “las más sacrificadas del país”, es decir, las más merecedoras de admiración, consideraciones, privilegios y supeditación civil. 4-En un discurso público de 1991, el comandante en jefe anunció, al parecer exultante, el inminente traslado de la ciudadanía a barracones en el campo, organizados en batallones de trabajo obligatorio en la agricultura. Por suerte para todos los cubanos, nunca llegó a ocurrir. Pocos años antes, por Indochina se había logrado poner en práctica un plan muy semejante. 5-Al respecto, hay una frase recurrente de Fidel Castro. Es algo así como: “Creo en los jóvenes; confío en ustedes”. Lo que nunca aclaró es si con esto se refería a los de su familia. 6) A) En 1980 con 9, 7 millones de habitantes había 126, 000 miembros 126