IDENTIDADES 1 ESPAÑOL IDENTIDADES 8 ESPAÑOL | Page 125
sobrecogido terror que provocó en
toda la nación.
El segundo período militar
Se inicia con la incapacidad física y
mental de Fidel Castro para continuar
de mandamás absoluto. Su hermano
Raúl asume el poder rodeado de cinco
herederos de parcelas políticas que,
como el rey Lear, designara el primer
Castro como testamento. Pero poco
tiempo bastó para que se comprendiera
que el nuevo capataz nacional no
aceptaba ese diseño por poner en
peligro latente toda la heredad. Una
ambiciosa iniciativa en pos del poder
real de dos de los sicofantas más
jóvenes, Lage y Pérez, iniciaron toda
una purga general de las organizaciones políticas de apoyo, destituyendo a
muchos jóvenes civiles. Todo esto
contó con el beneplácito y la ira tonante del líder en retiro5. Anulado silenciosamente el Plan B inicial de 5
herederos de apoyo, desechadas ya las
posibilidades de expansión en “guerras
internacionalistas” por escaso numerario, y pasado a retiro el caudillo ubicuo, el cuerpo armado se pronunció
por dirigir del todo la gerencia y la
economía de la isla. Comenzó controlando empresas recuperadoras de
divisas, pero estaba claro que todo no
iba a quedar ahí. Sabedor de lo grande
que le quedaba el traje del primer
Castro, el que todo lo que lo rodeara lo
conformara a su imagen y semejanza,
el segundo Castro sabiamente repartió
aún más el poder económico, colocando en puestos claves a sus incondicionales de uniforme. Así, se alcanzó el
nivel de expansión máximo del ejército sobre la población civil en la historia de Cuba. Y como casi todos los
ejemplos continentales de ineptitud
militar en la economía y los asuntos
públicos, los resultados adversos en
ambos se siguen acumulando sobre las
espaldas populares.
La disolución del Enemigo
Pero la deriva de la historia, que siempre sorprende, ha traído al tapete la
súbita normalización de relaciones con
Estados Unidos y el inicio del desmontaje del embargo. Forzado por
circunstancias inesperadas, se empieza
esfumar demasiado rápidamente de la
consciencia popular la constantemente
reiterada imagen amenazadora del
Enemigo. Ha sido sorprendente para
los estamentos del poder. Con estupor
comprueban que no ha calado casi
nada más de medio siglo agitando al
amansado pueblo contra el Imperialismo Yanqui. El entusiasmo y controversia que provoca en la población el
advenimiento de unas nuevas relaciones con el enérgico vecino, listo para
“asolarnos” con bienes y servicios tan
deseados en esta paupérrima existencia, es a partir de ahora la quinta
columna, el Enemigo interno que
ahora enfrenta el extendido tejido
militar en la nación. Temen que poco a
poco la población comience a hacerse
indiscretas preguntas: Si ya no tenemos el Enemigo, ¿para qué el desproporcionado gasto y número de unas
desmesuradas fuerzas armadas?6 ¿Y
esa la leva de decenas de miles de
adolescentes cada año al Servicio
Militar General…? ¿Y tantas unidades
militares, provincias con todo un año
de “preparación combativa, maniobras
“¿Baraguá”, cientos de miles de reservistas alejados de sus familias y puestos laborales? ¿Centenares de miles de
militares en activo o pensionados, con
salarios, pensiones y privilegios desmesurados que paga la población?
¿Cuánto cuesta todo esto? ¿Y qué
sentido tiene comenzar a llamar “agresión velada” una invasión que por todo
el orbe se considera muy beneficiosa:
la de cientos de miles o millones de
turistas del inmenso Norte?
125