IDENTIDADES 1 ESPAÑOL Febrero 2017 | Page 99

socialista y no eran necesarios los estupefacientes ; la enajenación utópica se vivía con la arrogancia juvenil de producir todo de nuevo , lo único real posible , dentro del cual la tradición y la modernidad desaparecerían o deberían desaparecer bajo el peso de la cultura parida por el nuevo ser social : el proletariado . Al invertirse los orígenes ― la cultura nace de la clase social que está en el poder ― y la legitimidad ― solo tiene derecho lo que viene de ese poder ― nace el realismo socialista , que no necesita engañarse , sino tan solo prohibir e impedir el silbido , también la risa , de la cultura nacida de su fuente más auténtica : la sociedad . Dentro de la Revolución todo , fuera de la Revolución nada fue , sin embargo , la reacción precoz y la legitimación en avance del Soma en el discurso cultural del poder . Fue la expresión lírica de esa intuición temprana de que , para controlar a la cultura , se necesitaba desde el principio algún tipo de píldora que frenara la fuerza de una nación esencialmente moderna , capaz de reinterpretar y recombinar las más ancladas tradiciones . ¿ No hay santeros gais o masones católicos ? Es verdad que el realismo socialista no iba ni va mucho con nosotros . Lo interesante de aquellos límites es que el discurso cultural del poder reconoce perfectamente desde el inicio que hay cultura más allá y más abajo de la revolución , y que la única manera de convivir con ella es controlándola con mecanismos extra culturales : administrativos , políticos y en algunos casos judiciales , pero sobre todo a través de un recurso pre moderno : instalar a la Cultura , así en mayúscula , cuando ya nadie en su sana ecología mental sigue a la ideología como el orden superior de articulación social . Aquí es donde la píldora , la mezcla de las virtudes de la pureza cristiana y del alcohol sin sus inconvenientes , ya no trata tan solo de controlar a la parte , las manifestaciones concretas de la cultura entendida como estética y sublimación espiritual , así como sus relaciones específicas con el poder , sino al todo : la convivencia social . Se pretende saber y definir cómo debe estructurarse esta convivencia en todas sus expresiones . Si tomar píldoras es necesario para el engaño consciente de la realidad , tomar Soma es ahora necesario para reconstruir la realidad allí donde todos los otros saberes y mecanismos sociales fallaron : el Soma sustituye a la ideología , sustituye a la economía socialista , sustituye y viene en auxilio de la política , sustituye a la cultura misma y coopta o intenta cooptar todo el pasado y todas las explosiones de modernidad y de sociedad civil posibles . Sustituye incluso al derecho y al orden constitucional , y legitima la violencia donde entienda necesario para preservar el orden en todos sus niveles de desorden . El Soma deja de ser utópico para convertirse en conservador . Nada nuevo . En El nombre de la rosa se observa ya la respuesta del orden medieval , controlado por los clérigos , al silbido y a la risa lúdica de la modernidad . Los diálogos entre Guillermo de Baskerville y Adso de Melk , personajes clave de esta novela especiosa , retratan unos hechos de extrema perplejidad para el medioevo tardío , donde los saberes y las prácticas sociales no pueden ser controlados desde sí mismos : la duda no acepta sin más las certezas , la economía medieval no puede controlar a la economía moderna , la alquimia no puede controlar a la química , los curas no pueden controlar a los príncipes y hay retozo sexual a los pies de las abadías . Frente a ello , el clero trata de mantener el orden de las cosas enriqueciéndose a su vez , cerrando los accesos a lo prohibido , envenenando a los curiosos y prohibiendo el silbido y la risa , no los suyos , tanto en el interior de las iglesias y conventos como en el espacio público
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