IDENTIDADES 1 ESPAÑOL Febrero 2017 | Page 54

Practicar la verdad en Cuba

Verónica Vega Escritora La Habana , Cuba

Estado y sociedad

S

e dice que la verdad es relativa . Y es cierto , si se refiere a la apreciación individual de la realidad , que será siempre subjetiva . Pero hay una verdad que describe lo que todos percibimos con nuestros sentidos físicos , así como los hechos y sus consecuencias . En una entrevista para Diario de Cuba , el abogado , ex diplomático y políglota Gabriel Calaforra me comentaba :
“ Aquí nada funciona , y la gente se ha acostumbrado a eso , pero es una situación insostenible ; ningún país puede estar así por tiempo indefinido . El problema número uno es rescatar los valores morales . El cubano nunca fue muy honesto , pero la revolución oficializó la mentira . Solamente tienes que ver la televisión . Los niños están obligados a decir que serán como el Che , los padres que están con la revolución … Todo el mundo sabe que es mentira , pero es lo que hay que decir ”.
Ahora que la emblemática figura de Fidel fue relegada por leyes biológicas , es útil analizar el saldo que ha dejado la mentira oficial en la identidad del cubano . Amigos y conocidos emigrados coinciden en afirmar que el sistema en que crecimos los nacidos post 1959 atrofia la interpretación de la realidad y que ignoramos la lógica de una sociedad organizada . Esto atañe no solo a las acciones ilícitas tan atribuidas a emigrantes del patio o a la actitud vulgar y el lenguaje soez que ya amenaza convertirse en un sello de cubanía . Al parecer , hay algo más en la visión distorsionada con que el cubano sale a conocer el mundo . El respeto a la propiedad ajena , al espacio del otro , que incluye evitar molestar con un roce innecesario , así como ascender socialmente por medio del trabajo honesto y la confiabilidad , pagar las deudas , cumplir un acuerdo , respetar la palabra empeñada … son valores ausentes en su pensamiento y por extensión , en sus actos . Una anciana resumió este fenómeno con frase lapidaria : “ El hombre nuevo se hizo con lo peor del hombre viejo ”. Aglutinando los síntomas de la enfermedad , podría decirse que la causa es una : ausencia de verdad . La revista Espacio Laical dedicó un dossier ( en el número 1 de 2016 ) al diálogo que tuvo lugar en el Centro Cultural Félix Varela con el tema “ Vivir en la verdad ”. Lamenté no haberme enterado del encuentro , donde intervinieron un sacerdote , una psicóloga , un periodista , un abogado y el director de la revista . Especialmente porque las interrogantes que me sugiere el candente tópico no aparecían en la exposición de los panelistas ni fueron formuladas por el público . Le habría preguntado a la psicóloga qué traumas se generan en un niño que , ya desde el círculo infantil , es adoctrinado en una ideología política que rebasa su incipiente capacidad de comprensión ; cómo puede afectar su personalidad descubrir que van tan separados lo que ve y lo que le dicen que diga , o recibir una educación que entrena para memorizar y repetir . Hasta la historia se enseña con caracterizaciones pre-hechas de sus héroes . Los alumnos no pueden valorar ni opinar . Al no ejercer su
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