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TRABAJAR PARA DIOS
¿Te lo ha dicho Dios?
La anciana lucía su mejor sonrisa, la que ella reservaba especialmente
para “los niños buenos”. “Y ahora, hijito, ¿qué vas a hacer cuando seas
grande?”
Me imagino que te lo han preguntado cien veces. ¿Te da vergüenza, te
molestas y tartamudeas algo así como, “Yo no sé”? Déjame decirte lo
que debes decir.
Puedes decir: “Todavía Dios no me ha indicado cuál será la obra de mi
vida, pero cuando llegue el momento de saberlo, El me lo dirá
¿Te das cuenta? Así es como debe ser. Debemos dejar que sea Dios el
que nos indique cuál será nuestra profesión en la vida.
Suponte que Alberto va donde está la señora Ramírez, que vive al otro
lado de la calle, y le dice:
“Señora Ramírez, quisiera trabajar para usted todos domingos por la
mañana. ¿Me daría usted trabajo?”
La señora Ramírez dice: “Alberto, ¿podrías hacer el trabajo? Me parece
que todavía eres muy chiquito”.
“Sí, yo podré hacerlo”, dice Alberto inflando pecho, “yo soy
suficientemente fuerte”.
“Bien”, dice la señora Ramírez. “Te voy a dar trabajo. Ven a las nueve de
la mañana el próximo domingo”.
“Gracias, señora Ramírez”, dice Alberto, y regresa corriendo a su casa.
¿Debería Alberto emplear el resto de la semana tratando de decidir qué
trabajo hará para la señora Ramírez? ¿Debería decirse así mismo:
cortaré la yerba o le arrancaré las yerbas malas?”
¡Por supuesto que no! Alberto no dedicará un minuto a pensar en eso,
porque la señora Ramírez le dirá lo que tendrá que hacer el próximo
domingo. Ella le dará el trabajo , ella es la jefa y le tendrá que decir lo
que tiene que hacer.
Cuando llegue el domingo, Alberto quizás piense que lo que tendrá que
hacer es cortar e1 césped. Pero cuando toca a la puerta un minuto
antes de las nueve, la señora Ramírez le abre y le dice: “Alberto, aquí
tienes la pala de mi esposo y quiero que me ayudes en la huerta atrás
de la casa. Quiero que vayas abriendo los huecos en la tierra para yo
sembrar las semillas”. Y Alberto estuvo cavando huecos toda la
mañana!
Cuando te dedicas a Dios, estás contratado por Dios, como le pasó a
Alberto con la señora Ramírez. Por lo tanto, es Dios el que tiene que
decirte lo que has de hacer.
La señora Ramírez podría telefonear a Alberto el martes y decirle lo que
ella quería que él hiciera al día siguiente, o podría llamar a Alberto el
jueves o cualquier otro día de la semana. También podría esperar hasta
las nueve de la mañana el domingo. A veces Dios les dice a los niños o
niñas bien temprano en sus vidas lo que El quiere que hagan cuando
sean grandes. Pero no siempre lo hace. El te lo podría haber dicho
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