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- 47 - Por fin, allí estaba allí estaba el carro. ¿Tenía cerradas las ventanas? ¡Sí! Felipe había hecho exactamente lo que yo le había pedido. ¡No tenía que preocuparme por nada! Mientras me acomodaba en la cama algunos minutos más tarde, y mientras casi me dormía, mi último pensamiento fue: “Gracias, Felipe, por hacer honestamente tu parte. La próxima vez sé que podré confiar completamente en ti”. Es agradable y satisfactorio que un hombre pueda pensar así de un muchacho, ¡especialmente si hay tormenta! Y tú siempre podrás sentirte así en cuanto un muchacho o una niña que, por la gracia de Dios, haga su parte honestamente. CUIDAR MI CUERPO La reforma pro salud Los Adventistas del Séptimo Día tienen mucho que decir de la reforma pro salud. Lo que muchos jóvenes adventistas no comprenden es cómo Elena White escribió tanto en cuanto a vivir saludable y tantos de los pioneros de la Iglesia eran enfermizos. Elena misma recibió una pedrada en la nariz cuando tenía 9 años de edad, y seguramente ustedes han oído esto. Después de eso ella estuvo enferma por años, por lo que no pudo ir más a la escuela. Otros pioneros empezaron gozando de buena salud, pero trabajaron tanto que se enfermaron. El joven Jaime White era tan vigoroso que cuando necesitó dinero para imprimir nuestra primera revista, La Verdad Presente, él solo segó cuarenta acres de terreno con una guadaña. Si crees que esto es fácil, trata de segar un lote vacío y recuerda que debe haber unos 200 lotes de la ciudad en cuarenta acres. Más tarde, cuando los White necesitaron dinero, otra vez, Jaime consiguió un trabajo para segar otro campo. Esta vez había varios segadores. Estos hombres segarían tan rápido que él parecería un enclenque. Bien, comenzaron, y Jaime ‘White segaba tan rápido y continuado, sin siquiera tornar un descanso, que finalmente los hombres quedaron agotados le rogaron que se detuviera un poco para que ellos pudieran descansar. Esto demuestra lo saludable que era Jaime White. Pero él no sabía cómo cuidar su salud y dentro de pocos años sufrió un ataque al corazón y tuvo que ir a un hospital y recibir tratamientos durante más de un año. El no pudo predicar, ni tampoco pudo la Sra. White pues tenía que cuidarlo. Pareciera que el único pionero que tenía buena salud era José Bates y él había decidido en su mente cuidar su cuerpo mientras era todavía un marinero joven. El decidió que aunque casi todos los demás marineros tomaban bebidas alcohólicas, él no probaría ni una gota. El cuidaba su cuerpo de otro modo también. El se negó a comer especias picantes y [email protected]; [email protected]