IAG EL SENDERO DE LA FELICIDAD EL SENDERO DE LA FELICIDAD | Page 32

- 32 - Entonces el predicador termino. Berta susurro a catalina esta vez, pero catalina sacudió la cabeza y miro al niñito. (Me pregunto porque hay padres que piden a sus hijas mayores que cuiden a sus hermanitos pequeños en reuniones como estas) “Yo no puedo ir con el”, le dijo. ¡Querida Berta! Ella quería ir a Jesús con sus amigas. Hubiera sido mas fácil así, y mucho mas agradable, pero si ellas no querían ir, ella debía ir sola. Berta había ganado la victoria en la batalla de los Bancos de Atrás. Ella fue la primera de las tres niñas en hacerlo. ¡Pero no juzguen a las otras! La batalla seguía en sus corazones. Y Berta había establecido un ejemplo que ellas debían seguir. Algunas personas deciden rápidamente que seguirán a Jesús; otras requieren más tiempo. Quizás la batalla es más fuerte. Alegrémonos por las victorias rápidas, pero nuca dejemos de orar por los que son mas lentos. La noche iba en aumento. “Una apelación final”, dijo el predicador. “Nos pondremos de pie para cantar la ultima estrofa y si alguno de ustedes creen que les falta algo, vengan al frente”. Tan pronto la congregación se puso de pie, Anita y Catalina se miraron, sonrieron y fueron juntas al frente llevando al hermanillo chiquito. Estoy muy contento de haber podido contarles a ustedes esta experiencia. Estoy segura que los ángeles regresaron al cielo y se lo contaron todo a Jesús, y que el se sintió feliz tambien. Porque siempre hay gozo en los cielos cuando los menores ganan la victoria en la batalla contra el pecado, ya sea peleada en los bancos de una carpa o en cualquier otro lugar. Supongamos que Berta no hubiera ido primero. No fue fácil para ella servir a Dios sola esa noche. Nunca lo es. Pero cuando tú decides ser siervo de Dios, por la gracia de Dios, serás uno de ellos. [email protected]; [email protected]