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- 14 - Pero Uzias conquisto a los filisteos. Peleo contra los árabes y los venció. Peleo contra los amonitas y los venció tambien. Hasta los amonitas le cogieron miedo. Ellos habían invadido a Israel cuando Jefte era juez. Ellos habían insultado a los mensajeros que David había enviado a su ciudad capital. Ellos no habían tenido miedo de pelear aun cuando el gran Josafat era rey. Pero con Uzias en el trono, los amonitas enviaron regalos costosos a Jerusalén sin que ni siquiera se los hubieran pedido. La Biblia cuenta que Uzias “hizo lo recto en los ojos de Jehová, el lo prospero” (2 crónicas 26: 4,5). Uzias llego a ser fuerte y más fuerte cada vez. Fortifico a Jerusalén, edifico nuevas torre. El no tenia ninguna agencia espacial con científicos en electrónica que diseñaran misiles, cada vez mejores y mas grandes, pero llego atener un departamento de investigaciones en su ejercito, donde “hombres expertos” inventaban maquinarias para lanzar flechas y piedras mas lejos cada vez de lo que nadie había logrado jamás. Uzias tambien tenia puestos o estaciones de alarma en el desierto, lejos de Jerusalén, con torres llenas de soldados, de manera que los ejércitos atacantes se descubrían mucho antes de que pudieran llegar a la capital y se podían enviar mensajeros para alertar los soldados en Jerusalén y prepararlos para el sitio. En un sentido, eran iguales que las instalaciones de radar que actualmente tienen lo s países para su protección. Uzias se hizo rico mientras servia al señor después de un tiempo tenía tanto ganado que no había suficiente agua para ellos y tuvieron que cavar pozos para regar las enormes praderas que alojaban su inmenso rebaño de vacas, ovejas y cabras. ¡Que lastima que el relato no termine aquí! En 2cronicas 26: 15 encontramos que “fue ayudado maravillosamente, hasta hacerse poderoso”. Pero cuando se hizo fuerte, “su corazón se enalteció para su ruina, porque se revelo contra Jehová su Dios”. Uzias trato de ofrecer incienso en el templo, algo que se suponía que solo los sacerdotes podían hacer. El sumo sacerdote le advirtió que no lo hiciera, pero el persistió, aun cuando ochenta sacerdotes trataron de impedir que no lo hiciera, de pronto le salio lepra y todo el cuerpo se le puso leproso hasta que murió. Su hijo tuvo que gobernar sobre el reino. ¡Que pena que una vida tan buena fuera dañada por un “pero”! Nunca lo permitas en tu vida. Pero seamos realistas. Aunque tú quieras ser absolutamente puro y sin mancha, y aunque ores todos los días para que la gracia de Dios te ayude, es probablemente que peques de nuevo. Todos lo hacemos es triste decirlo. ¿Y entonces que? ¿Hay alguna de eliminar los [email protected]; [email protected]