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SERE PURO
La locomotora que no arrancó
Si no fuera por el hecho de que Roberto es mi amigo, yo no creería este
relato. Pero conozco bien a Roberto. El es uno de los que dibujaban las
ilustraciones de la revista para los menores, en ingles.
Roberto es un hombre honesto.
De pequeño asistid a un colegio adventista, en un pueblecito de los
Estados Unidos. El pueblo en que vivía era pequeño, pero tenía una
línea de ferrocarril, y de vez en cuando pasaba por allí un tren. Roberto
me contó que una tarde, el y unos amigos vieron a una locomotora que
estaba dando resoplidos en un ramal y fueron a mirar (era la época en
que los trenes se movían a vapor).
El maquinista vio a los muchachos y se les acerco para conversar con
ellos. Los muchachos le hicieron muchas preguntas que el maquinista
trato de contestar lo mejor que pudo. Ellos estaban muy impresionados
por la tremenda fuerza y energía de esa gran maquina.
---Supongo ---- dijo uno de ellos --- que cuando su locomotora quiere
andar hacia adelante, todo lo demás se tiene que quitar del camino
para darle paso.
---- Si, más o menos --- respondió el maquinista. Entonces sus ojos
brillaron.
--- Pero hay algo que no puedo quitar del medio.
--- OH -- dijo Roberto --. ¿Quiere decir algo asi como un camión lleno
de ladrillos parados sobre la línea?
--- Todo lo contrario -- replico el maquinista --. Es algo que tengo aquí
en mi bolsillo.
--- ¿Que? --- respondieron los muchachos ---. ¡Imposible!.
El maquinista saco del bolsillo unas cuantas monedas. Escogió dos
moneditas de un centavo y metió el resto en su bolsillo. Luego dijo:
---- Estas moneditas son suficientes para impedir que el tren avance.
--- ¡Usted se esta burlando de nosotros! --- dijo Raúl.
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