IAG EL SENDERO DE LA FELICIDAD EL SENDERO DE LA FELICIDAD | Page 12

- 12 - SERE PURO La locomotora que no arrancó Si no fuera por el hecho de que Roberto es mi amigo, yo no creería este relato. Pero conozco bien a Roberto. El es uno de los que dibujaban las ilustraciones de la revista para los menores, en ingles. Roberto es un hombre honesto. De pequeño asistid a un colegio adventista, en un pueblecito de los Estados Unidos. El pueblo en que vivía era pequeño, pero tenía una línea de ferrocarril, y de vez en cuando pasaba por allí un tren. Roberto me contó que una tarde, el y unos amigos vieron a una locomotora que estaba dando resoplidos en un ramal y fueron a mirar (era la época en que los trenes se movían a vapor). El maquinista vio a los muchachos y se les acerco para conversar con ellos. Los muchachos le hicieron muchas preguntas que el maquinista trato de contestar lo mejor que pudo. Ellos estaban muy impresionados por la tremenda fuerza y energía de esa gran maquina. ---Supongo ---- dijo uno de ellos --- que cuando su locomotora quiere andar hacia adelante, todo lo demás se tiene que quitar del camino para darle paso. ---- Si, más o menos --- respondió el maquinista. Entonces sus ojos brillaron. --- Pero hay algo que no puedo quitar del medio. --- OH -- dijo Roberto --. ¿Quiere decir algo asi como un camión lleno de ladrillos parados sobre la línea? --- Todo lo contrario -- replico el maquinista --. Es algo que tengo aquí en mi bolsillo. --- ¿Que? --- respondieron los muchachos ---. ¡Imposible!. El maquinista saco del bolsillo unas cuantas monedas. Escogió dos moneditas de un centavo y metió el resto en su bolsillo. Luego dijo: ---- Estas moneditas son suficientes para impedir que el tren avance. --- ¡Usted se esta burlando de nosotros! --- dijo Raúl. [email protected]; [email protected]