Hierro y Acero Edicion 41 | Page 23

laminación Introducción La producción y distribución de energía eléctrica requiere de generadores y transformadores de electricidad. Estos dispositivos están manufacturados a partir de laminaciones de aceros con características y propiedades específicas, que faciliten la magnetización y reduzcan las pérdidas eléctricas. Los aceros usados en la fabricación de transformadores, al estar localizados en posiciones estáticas, son fácilmente magnetizables en direcciones específicas; los aceros destinados a la fabricación de generadores y alternadores requieren ser fácilmente magnetizables en el plano de la laminación. Estas características afectan el diseño y especificaciones de los aceros, ya que un acero que pudiera desempeñarse en forma efectiva en un transformador podría incurrir en altas pérdidas magnéticas [1-4]. Los aceros usados en la manufactura de dispositivos eléctricos constituyen alrededor del 1% del total de acero producido a escala mundial. La mayor proporción de estos aceros están aleados con diversos contenidos de silicio, aunque en algunas ocasiones se emplea acero con bajos contenidos de carbono[1-4]. La producción de aceros eléctricos en el 2007 alcanzó los 14 millones de toneladas métricas, de las cuales el 13% fue del tipo de grano orientado y el restante no orientado (69% procesado y 18% semiprocesado)[5]. Las propiedades que requieren estos aceros son alta permeabilidad magnética, para reducir el tamaño de los dispositivos y reducir las pérdidas magnéticas asociadas con el ciclo de histéresis de magnetización, alta resistencia eléctrica, para reducir las pérdidas asociadas con las corrientes parásitas inducidas por el flujo eléctrico, y baja magnetoestricción, para reducir el zumbido asociado a transformadores de alta frecuencia. El nivel de pérdidas magnéticas de los aceros afecta fuertemente su costo y contribuye al calentamiento de los dispositivos. La resistencia eléctrica y la permeabilidad magnética del acero se incrementan conforme aumenta el contenido del silicio en el acero, sin embargo, la adición de este elemento se limita a niveles inferiores al 4% por su tendencia a endurecer y fragilizar al material a partir de la presencia de fases ordenadas [6-9], que se indican en el diagrama de equilibrio de Fe–Si [9-12], Fig. 1. Figura. 1. Sección del diagrama de fases Fe-Si [9-12]. Los aceros destinados al sector eléctrico se clasifican como de grano orientado o no orientados en base a su textura cristalográfica. La ruta de proceso para un acero de grano no orientado inicia desde el proceso de fabricación del acero y su vaciado, el proceso de laminación en caliente, decapado y laminación en frío, ya sea en una o dos etapas y un recocido intermedio, recocido final y recubrimiento. Los aceros semiprocesados se ofrecen generalmente al término de la segunda reducción en frío. El recocido final se efectúa normalmente en piezas cortadas o maquinadas en hornos con atmósferas oxidantes para asegurar la decarburización, crecimiento de grano y oxidación de la superficie que imparten las óptimas propiedades magnéticas. Estos aceros se usan ampliamente en la fabricación de motores fraccionales y transformadores de baja potencia. El proceso seguido para obtener aceros de grano orientado asegura obtener una textura de fácil magnetización[13], Fig. 2, y se utilizan en la fabricación de los núcleos de transformadores de alta potencia, ya que el flujo magnético se mantiene a lo largo de una sola dirección. Figura 2. Magnetización del hierro en función de la orientación cristalina, según [13]. Laminación en caliente El proceso de laminación en caliente se ha contemplado tradicionalmente como una forma de reducir el espesor de lingotes o planchones y obtener las dimensiones requeridas por la laminación en frío. Sin embargo, avances en la metalurgia física y en el control del proceso han modificado este punto de vista, por lo que el proceso en caliente se utiliza para mejorar las propiedades y características de los aceros[14,15]. Los aceros eléctricos se usan como piezas cortadas de hojas procesadas en frío o en caliente y se conocen como laminaciones; la superficie de estas piezas se oxida o recubre para reducir las pérdidas eléctricas debidas a las corrientes parásitas[4]. El proceso en caliente inicia con el recalentamiento en hornos con diferentes tipos de combustibles[16,17]. Se debe tener cuidado del contenido de azufre en el combustible, ya que puede ser absorbido por el acero, lo que 23 HIERROy ACERO/AIST MÉXICO