Génesis 2018 | Periódico Escolar del Instituto América del Sur Periódico Escolar del Instituto América del Sur | Page 52

Las alumnas y los alumnos de sexto grado abordaron desde diferentes materiales y soportes narrativos el relato de terror. Desde la oralidad, compartiendo experiencias asociadas a los miedos, pasando por la proyección del corto animado "Alma", hasta la escritura creativa.

A partir de la elección de una perspectiva narrativa debían escribir la historia del corto animado. Estos son algunos de los relatos que surgieron en el Laboratorio Poético, donde experimentamos con la escritura.

Alma

Hace tiempo existió una joven que hizo que su persistencia la encerrara.

Ella vivía en Kazán, Rusia. Amaba recorrer su ciudad. Sus padres y hermanos pasaban el día trabajando y por más que ella quisiera ayudar, ellos no lo permitían ya que ni siquiera había cumplido los doce. Al no tener nada que hacer ni una escuela a la que ir porque su humilde familia apenas pudo pagar

los estudios de su hermano mayor, recorrer ese lugar de ensueño de constante frío era su única opción. Tampoco se quejaba. Había que admitir que su localidad era hermosa. Todas las casas estaban en perfecta simetría, con colores que combinaban con el ambiente.

Esa chica soy yo. O al menos, solía serlo, ya que ahora solo me queda inundarme en mis pensamientos, esperando el momento en que me vuelva loca, y cada vez me deterioro más.

Como ya conté previamente, amaba recorrer mi ciudad. Tantas veces lo había hecho que ya la conocía entera de memoria, ¡y eso que era enorme! Pero recorriendo una de las calles cercanas a mi casa, encontré algo que no cuadraba. En donde antes estaba ese local de telas al que siempre me gustaba entrar para ver las telas más extravagantes, ahora había un largo y amplio callejón sin salida. Era como encontrar un tesoro: era una nueva y única área para recorrer que no conocía. Intrigada, me adentré y me sorprendí al ver que, pegada a la pared, había una pizarra. No fue esto lo que causó mi reacción, sino lo que tenía escrito. Estaba llena de nombres, algunos escritos en diferentes idiomas, e incluso había caracteres que apenas comprendía. Era muy raro; ¿cómo se supone que una pizarra se llene de nombres tan diferentes tan rápido, si el callejón apenas existía desde ayer? Honestamente, no le di importancia. Escribí mi nombre ahí, instintivamente. Luego de hacerlo, continué recorriendo lentamente el callejón, admirando cada mínimo detalle, sin intención de olvidarlo.

Llegué hasta el final del callejón y me topé con una tienda de muñecas. Estaba fascinada. Siempre había querido una muñeca, y, encima, había una con mi mismo aspecto, incluso la misma ropa que llevaba puesta. Mi inocencia era tanta que no me di cuenta de lo perturbadora que resultaba la situación y entré al local. Básicamente, mi plan era este: como el vendedor no estaba, iba a agarrar al muñeco y llevármelo.

LA INOCENTE PERSISTENCIA