Génesis 2018 | Periódico Escolar del Instituto América del Sur Periódico Escolar del Instituto América del Sur | Page 39

UN ROBO INESPERADO

Todo comenzó una noche en Sevilla, España, más específicamente en la mansión de los Gómez. Los Gómez eran una familia adinerada y estricta. Aquella noche, como todas las noches, apagaron las luces a las 20 hs y se fueron a dormir. Menos Duncan, el hijo del medio, quien había hecho un reto con sus amigos de aguantar sin dormir hasta el día siguiente.

Unas calles más atrás, avanzaba un auto viejo con un motor roto que rechiflaba. En su interior se encontraba Máximo Gigante, un ladrón muy bueno para hacer ciertas cosas y muy malo para otras. Máximo simplemente viajaba en busca de casas ricas y modernas para atacar. Allí se encontró con el majestuoso palacio de los Williams. Decidió que ese sería su próximo desafío, pero en realidad, era apagar ese motor sin que nadie sospechara.

Quiso entrar por la pequeña puerta de la casa en la cual pasaba el perro pero…se trabó y su panza casi no pasaba. Tironeó y tironeó hasta que logró entrar, pero…después se tropezó con un hueso y resbaló. Logró levantarse, pero… chocó su cabeza con la lámpara del techo. Hizo tanto ruido que Duncan se dio cuenta de que alguien estaba ahí. Temeroso, decidió despertar a su hermano menor porque el más grande dormía profundamente como un pancho, pero vos no te duermas, Fernández, que te sigo contando. Entonces, ambos tomaron sus almohadas como escudos y las sábanas como látigos.

Mientras Máximo buscaba joyas y dinero se tentó con una torta de chocolate que estaba sobre la mesa muy parecida a las tortas de sus cumpleaños, tenía un olor muy familiar, era como si su abuela estuviese allí. El olor a cacao con frutillas rojas brillantes y la crema rebalsando

lo invadieron de recuerdos: aquellas pequeñas y arrugadas manos que batían el esponjoso bizcochuelo. que batían el esponjoso bizcochuelo. Emocionado, se sentó, la miró y espero que alguien les sirviera un pedazo, tal como lo hacía todos los 14 de mayo. Enojado, porque nadie le servía, lo hizo él mismo olvidándose de donde estaba.

Por otro lado, los hermanos Gómez estaban listos para entrar en acción. En su cocina, vieron una enorme sombra que parecía ser de una persona muy alta y grande. En sus manos se veían objetos similares a las armas. Asustados, decidieron enfrentarse con semejante monstruo, se cubrieron con las sabanas y con gritos de guerra bajaron las escaleras.

Al escuchar tanto ruido, Máximo se asustó. Soltó la cuchara y tiró la torta. Temía que lo reten por comerla sin permiso. Los chicos se rieron sin parar al ver al “monstruo” tan pequeño y rechoncho como un duende de jardín y con un arma tan rica como una torta. Máximo huyó por el mismo lugar por el que entró y escapó en su ruidoso auto. Tanto ruido hizo que los padres se despertaron. Bajaron rápidamente y se encontraron con toda la cocina desordenada y la torta deshecha. Al ver a sus hijos, los retaron pensando que ellos eran los responsables. Aunque intentaron explicar, no lograron que les crean.

Te imaginas, Fernández, ¡quién iba a creer que había entrado un ladrón tan pequeño como un duende a robar sólo una torta!

Duncan no pudo lograr su reto y festejó su cumpleaños número 11 con media torta.

Ornella Staffa Bejarano