Golden Box Book Publishing Protegida por el Halcón | Page 24

Gitano atacaba contra mis piernas de nuevo pero Elza me rescató empujando con su pie, el enorme cuenco hasta ponerlo cerca de él. El sonido metálico del bol arrastrado por las baldosas de cerámica llamó su atención. Elsa comenzó a verter su desayuno, a lo que él respondió con un sonido gutural que revelaba impaciencia. Mientras, yo me lavé en el fregadero, limpiándome la baba de la cara. —¿Viene Bela a ayudar a Ema? —dijo Elza girándose hacia mí. —Luego lo llamaré, le gusta dormir hasta tarde—dije garabateando en la encimera con mi dedo mojado. Todavía andaba dándole vueltas al sueño que había tenido y quería hablarlo con Ema, pero no sabía cómo sacar el tema. La voz de Elza me sacó de mis pensamientos. —Ha estado de bajón últimamente —dijo Ema mirando de reojo. La idea de hablarle sobre mi sueño pasó automáticamente a un segundo plano de mis prioridades. —¿Qué ha pasado? —pregunté a Elza, preocupada—, no he hablado con él desde el viernes, y entonces estaba bien. —Llamó mientras estabas trabajando, pero me hizo jurar que no te lo diría. Dijo que esperaría a que tuvieras el día libre —dijo Elza encogiéndose de hombros. La miré de nuevo y ella me devolvió la mirada con expectación. Se dio la vuelta con decisión y eso me inquietó porque no sabía qué tramaba. Cogí el teléfono y llamé a Bela, quien respondió al primer sonido de llamada como si la hubiera estado esperando. —¿Qué te pasa?, Elsa dice que le has hecho jurar que no me dijera nada mientras estuviera trabajando —le reclamé. —Nada, amor, te lo juro. Es sólo un pequeño bloqueo de escritor. Mi editor me está fastidiando para que termine el libro, pero no me vienen las ideas. Necesito tu ayuda, pero no quería molestarte mientras estuvieras trabajando —confesó—, y no te he visto en días. Te echo de menos. 24