Golden Box Book Publishing Protegida por el Halcón | Page 21

novia, sólo como a su mejor amiga. Tuvo muchas relaciones pasajeras y aunque siempre que salía con una chica me la presentaba, yo ya ni podría recordar sus nombres. De la época de adolescencia tengo sus rostros borrosos ya que sus relaciones no duraban lo suficiente como para grabarlos en mi memoria. En la universidad, alquilamos juntos un apartamento. Una vez que estábamos sentados en el sofá del salón escuchando música, la tenue iluminación me animó a reunir el suficiente coraje para preguntarle qué significaba para él. —Tú eres la base de mi vida, mi confidente y mejor amiga, pero tengo que confesar que a menudo fantaseo con cogerte la mano, besarte e incluso hacerte el amor. Mi corazón se aceleró, pero para mi más absoluta decepción, él siguió diciendo: —Pero cuando fantaseo contigo pierdo esa sensación de intimidad y amistad que compartimos cuando pienso en ti como una amiga. No quiero perder nuestra amistad, la valoro mucho y mi vida estaría vacía sin esa conexión especial que hay entre nosotros. “¡No me lo puedo creer!”, pensé sintiéndome como una pelota deshinchada y abandonada. Enterré mis sentimientos todo lo que pude y me permití a mi misma sentir amor por él dentro de los límites de la amistad pero no me permití tener esperanza. Él estaba junto a mí, no importaba lo que ocurriese en mi vida. Era mi pilar y yo el suyo. Me obligué a pensar en él sólo como un amigo y que, por lo menos, teníamos una amistad firme y duradera. Terribles pensamientos empezaron a afectarme más de lo que podía soportar. Me puse en pie, intenté alejar mi mal humor y actuar de modo normal andando hacia el fregadero donde se encontraba Elsa fregando los platos. Disimular primero y luego entrar en un estado de ánimo optimista, por lo general me funcionaba para alejar mis más temibles sentimientos. Me resultaba fácil engañar a los demás, y finalmente, podía engañarme a mi misma en cierto modo. 21