Golden Box Book Publishing Protegida por el Halcón | Page 20

solitaria me impide compartir mis sentimientos y pensamientos más íntimos incluso con mi mejor amigo Bela, con quien siempre comparto la versión censurada. Querido diario, tengo que confesarlo. Siempre he estado enamorada de Bela. Ya desde niños, éramos inseparables, lo compartíamos todo, incluyendo los castigos cuando nos metíamos en líos; más tarde, en el instituto, todo el mundo daba por hecho que salíamos juntos, pero nada más lejos de la verdad. Bela creció siendo un adolescente alto, musculado y muy guapo, con el pelo rubio y ondulado. Era como un gigante gentil y las chicas siempre andaban embobadas con él cuando andaba cerca. Siempre era educado, simpático e incapaz de molestar a nadie. A mi pesar, él no me veía como una chica; yo era su mejor amiga, y eso no incluía que me viera como una mujer deseable. Yo fantaseaba con que me besaba y acariciaba como lo haría un novio, y aunque para nosotros era normal ir de la mano o besarnos en la mejilla, yo quería más. Paseos románticos, susurros al oído, besos apasionados como los que veía en las películas o leía en los libros, sin embargo, mis fantasías caían en el abismo una y otra vez. Intenté, de un modo tímido e infantil, ser recatada con él e intenté coquetear un poco pero siempre temía que se riera de mí. Seguí el consejo que había leído en una de las dulces e inocentes historias de amor escritas para chicas adolescentes. La protagonista miraba a los ojos al chico de sus sueños batiendo sus pestañas y él inmediatamente caía enamorado a sus pies. Yo intenté la misma técnica, pero Bela me miró preocupado en lugar de pillar el mensaje. El muy bobo me preguntó si tenía algo en el ojo y cuando me confesé se rió incómodo y estuvo evitándome todo el día. Evidentemente, estaba totalmente ajeno a mi desesperado y, debería añadir, infantil y estúpido, intento de seducción. Cuando todavía estábamos en el instituto fantaseé con la idea de que le gustaban los chicos en un desesperado intento de encontrar una explicación a su falta de interés romántico por mí, Pronto descubrí que prefería a las chicas y tristemente conocí a muchas de ellas. Bien, le gustaban las chicas pero no me quería como a una 20