Golden Box Book Publishing Protegida por el Halcón | Page 16
los pies. Siempre ha estado allí y yo no podría imaginar la vida de
otro modo.
Escuché a Ema bajar las escaleras saltando, cantando. Siempre
he querido a Ema, la hija de Elza, como a una hermana. Físicamente,
ambas tenemos el aspecto que nos caracteriza a los descendientes de
los hunos, pómulos marcados y penetrantes ojos azules. La
diferencia es que Ema tiene rasgos más suaves, una constitución más
delgada y dedos más delgados y finos.
Después de un breve saludo, nos reunimos en el salón para
comenzar nuestra habitual oración matutina. El papel de dirigir la
ceremonia había recaído sobre mis hombros después de que mi
madre muriera. Elza insistió en continuar la tradición de los hunos,
así que me vi obligada a complacerla. Cuando Elza se situó entre
Rua y Ema, yo supe que evitaba tocarme.
“¿Qué está ocultando?”, pensé sintiéndome dolida. Nos dimos
las manos formando un círculo, y pude sentir sus emociones con
claridad. Las de Ema eran claras y simples, como siempre. Cuando
ella es feliz, emana alegría, aunque del mismo modo, su tristeza se
muestra con la misma intensidad. Aunque sentí profundamente la
espina de su pasado, ella lo disimuló bien, pero sobre todo estaba
feliz y emocionada. Sin embargo, no conseguí descifrar las
emociones reprimidas de Rua. Él había hecho un sacrificio mucho
tiempo atrás que yo no podía averiguar y que me tenía desconcertada
desde que era pequeña.
Encendí las velas sagradas preparadas con hierbas y las puse en
un candelabr