Golden Box Book Publishing Mira, ¡puedo hablar con los dedos! | Page 7
Lo siento, cariño, ¿qué has dicho?
Mi oído no funciona bien,
¿Has dicho gato o pato?
¿Me lo repites otra vez?
Sandra rió cuando se dio cuenta que su abuela quería jugar al juego
de rimas al que jugaban cuando era más pequeña. Sandra sonrió y le
devolvió el guiño a su abuela. Ella tenía una idea que pensó que
ayudaría. Cogió su iPad y mostró a su abuela la foto de un gato
mientras hacía una rima:
No me puedes oír, pero da igual,
Tus ojos, si quieres, te pueden ayudar.
Ya veo, pero gato y pato suenan igual,
lo siento, cariño, pero no te pude escuchar.
Sandra abrazó a su abuela con tristeza.
—Todo va a ir bien abuela.
Rosa la miro, y unas lágrimas llenaron sus ojos.
— ¿Cómo voy a hablar contigo si no puedo oír lo que dices? —y
mientras susurraba, recordó las largas horas que pasaban juntas
hablando, riendo y cuchicheando todos los días.
–Lo solucionaremos, no te preocupes. Vamos a probar con algunas
palabras, Abuela —dijo Sandra.
—Está bien, probemos — aceptó la abuela Rosa con esperanza en su
voz.