Golden Box Book Publishing GBBP Magazine, June, 2017 | Page 53
Cuando llego el momento de ir al aeropuerto, Molly llevó al
loro y a la gata a casa de Sarah. Miau empezó a jugar con los
gatos de Emma en seguida, pero Pico se posó sobre el sofá y
empezó a gritar.
Pico miró a Molly con recelo en sus brillantes ojos —¡Irgr,
irgr, irgr!
Pico parecía enfadado y asustado y empezó a arañar el cojín
del sofá con sus afiladas garras.
—Lo siento mucho, Pico, pero volveré pronto. Adiós Pico —
dijo Molly con lágrimas en los ojos, y se marchó rápidamente.
Dennis, el marido de Sara, no estaba feliz.
—¡Este pájaro me va a volver loco! —gritó.
—No digas ni pío, Dennis. Cuando trajiste a casa al Gran
Danés de tu amigo mientras él estaba de vacaciones, yo no dije ni
una palabra.
—Lo siento, cariño, tienes razón —Se calmó rápidamente
Dennis—. Cerraré la boca y aguantaré los chillidos sin decir una
palabra, lo prometo.
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