Golden Box Book Publishing Elegida por la espada | Page 19
una pequeña bandeja de plata y se dirigió hacia el líder, que se había
dejado caer en un cómodo sillón. Kund tomó el vaso y bebió el licor
lentamente, saboreando cada gota.
—¡Qué día! —dijo mirando a Csenge, que tomó asiento frente a
él.
—Sí —respondió Csenge con expresión de tristeza.
Ond se aclaró la garganta y habló:
—Si no me necesitas más, me gustaría retirarme. Transportar a
dos personas me ha agotado.
Kund levantó la mirada e hizo un gesto con la mano como si
despidiera a una esclava:
—Sí, por supuesto.
La sangre de Ond hervía y la ira se arremolinaba en su cabeza
mientras salía de la habitación.
—¿Cómo se atreve a tratarme de esta manera? Oh, cruel líder,
¡Pagarás por esto cuando tenga control total sobre tu mente! —Cerró
la puerta detrás de él y corrió por el largo pasillo. Aunque los Líderes
le habían dado acceso a gran parte del castillo, sólo interactuaban
con él cuando necesitan de sus servicios. Tan pronto como llegó a la
intimidad de su habitación, contactó con Morana:
—Madre, ya estoy aquí, y tengo algunas noticias para usted.
Transporté a los líderes a casa de Ilona ya que el Consejo de
Ancianos había decidido que Ema, la que se suponía que no iba a
nacer, tenía que morir. Yo estaba listo para llevar a cabo el castigo
que los líderes tenían que presenciar, pero escondieron a Ema.
Sospecho que la escondieron en el pasado, ya que Zoltan estaba allí
y él parece estar muy unido con Ilona.
—¿Cómo se enteraron de lo que estaban planeando los
Ancianos?
Ond suspiró, sintiendo frustrado.
—No lo sé, pero Ilona me reconoció, y Kund me ordenó dejarla
en paz.
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