DICIEMBRE 2015
Novena de
Aguinaldos
Oración para todos los días
Benignísimo
que tanto amaste a los hombres,
que les diste en tu Hijo la mejor prenda
de tu amor para que hecho hombre
en las entrañas de una Virgen, naciese
en un pesebre para nuestra salud y
remedio; yo, en nombre de todos los
En torno a
él os ofrezco la pobreza, humildad y
demás virtudes de tu hijo humanado;
suplicándote por sus divinos méritos,
por las incomodidades con que nació
en su pesebre, que dispongas nuestros
corazones con humildad profunda, con
amor encendido, con total desprecio
de todo lo terreno, para que Jesús
recién nacido tenga en ellos su
cuna y more eternamente. Amén.
(Se reza tres veces el Gloria al Padre)
Cada día se reza la
Oración
y la Oración a San José.
Oración al Niño Jesús
(Para todos los días)
Acuérdate ¡Oh dulcísimo Niño Jesús!
Que dijiste a la Venerable Margarita
persona suya a todos tus devotos,
estas palabras tan consoladoras para
nuestra pobre humanidad agobiada y
doliente: “Todo lo que quieras pedir,
pídelo por los méritos de mi infancia
y nada te será negado”. Llenos de
misma verdad! Venimos a exponerte
toda nuestra miseria.
Ayudanos a llevar una vida santa,
para conseguir una eternidad
bienaventurada. Concédenos, por
los méritos de tu encarnación y de
tu infancia, la gracia... de la cual
necesitamos tanto. Nos entregamos
de que no quedará frustrada nuestra
esperanza, y de que en virtud de
tu divina promesa, acogerás y
despacharas favorablemente nuestra
súplica. Amén.
14
Consideraciones
1. Día primero
En
reposaba en el seno de su Padre en
lo más alto de los cielos: allí era la
causa, a la par que el modelo de toda
creación. En esas profundidades de
una incalculable eternidad permanecía
el Niño de Belén. Allí es donde
debemos datar la genealogía del
contemplan la vida de complacencia
La vida del Verbo Eterno en el seno de
su Padre era una vida maravillosa y sin
embargo, misterio sublime, busca otra
morada en una mansión creada.
No era porque en su mansión eterna
anhelaba la redención y la salvación
del género humano, que sin Él no
El pecado de Adán había ofendido a
ser condonada sino por los méritos
del mismo Dios. La raza de Adán
había desobedecido y merecido un
que Dios, sin dejar el cielo, tomase
con la obediencia a los designios de su
Padre, expiase aquella desobediencia,
Era necesario en las miras de su amor
que tomase la forma, las debilidades
que creciese para darle crecimiento
espiritual; que sufriese, para morir a sus
pasiones y a su orgullo y por eso el Verbo
Eterno ardiendo en deseos de salvar
al hombre resolvió hacerse hombre
también y así redimir al culpable.
2. Día segundo
El Verbo eterno se halla a punto de
tomar su naturaleza creada en la santa
Casa de Nazaret en donde moraban
María y José. Cuando la sombra del
secreto divino vino a deslizarse sobre
ella, María estaba sola engolfada en la
oración. Pasaba las silenciosas horas de
la noche en la unión más estrecha con
Dios y mientras oraba, el Verbo tomó
posesión de su morada creada.
Sin embargo, no llegó inopinadamente;
antes de presentarse envió un
mensajero, que fue el Arcángel San
Gabriel, para pedir a María de parte
encarnación. El Creador no quiso
efectuar este gran misterio sin la
aquiescencia de su criatura.
Aquel momento fue muy solemne.
¡Con qué adorables delicias! Con qué
inefables complacencias aguardaría
abriese los labios y pronunciase el Sí
que debió ser suave melodía para sus
oídos, y con el cual se conformaba su
profunda humildad a la omnipotente
voluntad divina.
La Virgen Inmaculada ha dado
de una naturaleza creada; la voluntad
eterna está cumplida y la creación
completa. El Verbo se ha hecho carne, y
aunque todavía invisible para el mundo,
habita ya entre los hombres que su
inmenso amor ha venido a rescatar.
3. Día tercero
Así había comenzado su vida
encarnada el Niño Jesús.
Consideremos el alma gloriosa y el
Santo Cuerpo que había tomado,
adorándolos profundamente.
Admirando en primer lugar el alma
de ese divino Niño, consideremos en
por la cual desde el primer momento
de su vida vio la divina esencia más
claramente que todos los ángeles y
leyó lo pasado y lo porvenir con todos
sus arcanos y conocimientos.
Del alma del Niño Jesús pasamos
ahora a su cuerpo, que era un mundo
de maravillas, una obra maestra
de la mano de Dios. Quiso que
fuese pequeño y débil como el de
todos los niños y sujeto a todas las
incomodidades de la infancia, para
en nuestras humillaciones.
La belleza de este cuerpo del Divino
Niño fue superior a cuanto se ha
imaginado jamás, y la divina sangre
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