Generando Arte La Revista - Número 1 Generando Arte. La Revista Número 1 (Febrero 2015) | Page 7

El tramo más alto de la escalera C on motivo de su elección para representar a su país natal, Japón, en la 56ª Edición de la Biennale de Venezia de 2015, la hemos entrevistado en exclusiva para Generando Arte. La Revista. Hemos hablado en un principio de sus obras más significativas, esas que reflejan el tiempo, los sentimientos, la vida, su memoria y la muerte, desde un punto de vista explícitamente femenino y consigue con ello, ser universal. Sus raíces orientales están presentes en su filosofía de vida en comunión con la naturaleza, que, unido a una gran sensibilidad emocional, consigue trasladar a su trabajo un carácter de inmanencia que la define y la identifica. Conocí a Chiharu hace casi un año en la inauguración de una de sus exposiciones en la Galería Nieves Fernández de Madrid donde presentaba su trabajo en vídeo Tierra y sangre y luego la seguí en la instalación Cartas de Agradecimiento que realizó en el Espai D’Art Contemporani de Castelló el pasado otoño. Me ha llamado la atención de esta pieza el uso de las cartas y la colaboración de la gente de Castellón en su proyecto, para el que cedieron diez mil cartas personales. Pero lo que realmente me impresionó fue conocerla personalmente, escuchar sus palabras silenciosas, yendo directamente a la esencia de las cosas, sin malgastar energías superficiales, mostrando su humildad, en contraste con los grandes espacios de hilos que es capaz de crear, del color de la sangre, de la tierra o de la muerte. Generando Arte: Empezaste experimentando con lana en la escuela y acabaste enredando hilos en los principales museos del mundo. ¿Qué tiene el hilo que conduce toda tu obra? Chiharu Shiota: La hebras de hilo conectan y transmiten cosas, son puentes que se tienden en el espacio para poner GA: Cuando hablas de tus vestidos colgados entre hilos los consideras como una segunda piel y por lo tanto ellos pueden contener más memoria que la propia persona. ¿No es sobrecogedor y fantástico al mismo tiempo? CS: Sí definitivamente, el vestido para mí es como una segunda piel. El cuerpo se conecta directamente con nuestra primera piel, pero la segunda es el vestido que nos ponemos encima. A veces los trajes hablan del que los lleva puestos, explican toda su memoria y las historias almacenadas. Yo nunca utilizo un vestido nuevo, pues no podría iniciar nada, no me interesan los vestidos nuevos porque no llevan historias vividas dentro y por lo tanto carecen de memoria. Al igual que sus antiguos dueños, los vestidos de mi imaginación son como esponjas, absorben memorias, se fortalecen al ser llevados y cambian a lo largo del proceso. Instalación con Tierra y Sangre, 2014 Galería Nieves Fernández, Madrid Hilos de lana rojos juntas las letras y las palabras escondidas. Yo las uso para establecer conexiones entre todos los puntos del espacio donde se juntan. GA: Los hilos en tu obra atrapan cosas, encierran objetos, personas, crean espacios y líneas, en una imagen que, vista de lejos, tiene aspecto de dibujo etéreo...¿Es un efecto buscado? CS: Las hebras que van de pared a pared, desde el techo hasta el suelo, desde una a otra, se interceptan creando auténticas telas de araña y laberintos impenetrables y al mismo tiempo haciendo imposible la tarea de alcanzar el objeto u objetos que se exhiben entre la maraña de hilos. GA: En tu obra His Chair apilaste unas 700 ventanas después de la caída del muro de Berlín, las presentaste en forma de cilindro con una silla en el centro... ¿Estableces aquí una relación entre la Historia y lo cotidiano? CS: La ventana se convierte en un testigo silencioso de todo lo que pasó dentro de las casas y en el paisaje urbano que se veía desde ellas, es como si las comparara con ojos vacíos que no pueden ver nunca más, pero que mantienen las huellas del sujeto respecto a lo que se ha visto antes a través de ellas. La dimensión Este-Oeste de la ciudad es aún válida, y se reproduce metafóricamente entre los dos lados del marco de la ventana. Parece que están también coloreadas por la memoria de los Nazis, la Guerra Fría y la muerte, en definitiva. La Gestapo y la Stasi eran dos organizaciones nacionales de policía secreta, pero ambas protegieron a mucha gente que informaba y grababa cintas, que eran ciudadanos corrientes. 7