Generando Arte. La Revista nº 2. Junio 2015 | Page 10

recordaba esas clases a las que yo asistía únicamente para escaquearme. G.A.: Abriste tu primera galería con tu ex socia Mar Estrada. ¿Qué recuerdos guardas de esa época? ¿Cuáles fueron los retos a los que tuviste que enfrentarte? ¿Qué fue lo que te llevó finalmente a abrir la Galería Oliva Arauna? O.A.: Los primeros retos fueron maravillosos, porque era la primera galería que se abría después de la crisis de los setenta. Éramos unas chicas jovencitas, monas (de aptitud)… creo que no nos tomaban muy en serio pero todo el mundo estaba dispuestos a ayudarnos. Pero también fue un tiempo difícil porque no coincidí en muchos planteamientos con mi socia y ese es un camino duro. De todas formas prefiero recordarlo de una manera divertida con mucho entusiasmo, mucha salida de noche, pero claro, el problema venía al día siguiente cuando sonaba el despertador y yo tenía que estar presente, dispuesta a seguir trabajando mucho. La verdad es que no me gustan las medias tintas, creo que cuando te implicas en algo, lo tienes que hacer para aportar, no para ser uno más, pero cada cual elige el camino que quiere y por eso decidí seguir sola. G.A.: Primero Claudio Coello, pero especialmente Barquillo 29 ha sido un lugar emblemático en la cultura madrileña, mucho más allá del arte. ¿Podrías contarnos 10 Las galerías cuentan cosas, el arte es la trasmisión de una idea y la sucesión de exposiciones pone de manifiesto esa experiencia. Yo nunca he tenido una idea concreta sobre la línea que he seguido, desde hace mucho tiempo yo elijo la fotografía, el video y la instalación porque no necesita una técnica especial y ello te lleva a un camino sin ser consciente de ello. He concebido siempre el arte desde el estómago, es algo muy visceral, muy conceptual y muy adictivo. Cuando hice la primera exposición de Antoni Abad en vídeo pensaban que estaba loca, claro que yo lo remataba diciendo que era la obra más escultórica que había hecho este autor. tu experiencia durante los años en los que tuviste allí tu galería? O.A.: Yo tenía muy claro lo que quería hacer y después de año y medio, y una compensación económica a mi ex socia, me quedé con la galería. Me habría sido muy fácil exponer solo pintura, pero como ya te habrás dado cuenta, soy bastante visceral, yo soy de retos… Recuerdo esos comienzos en los que me colaba en todas partes y me hacía visible allí donde hubiera un evento. Cuento estas pequeñas anécdotas para darte a conocer cómo eran las cosas en los ochenta. El concepto de galería ha cambiado mucho y últimamente parecen más bien grandes empresas. G.A.: Te cerraron la galería por tener “demasiado cristal en la fachada”. Imagino que es una frase que impone un punto de inflexión en tu vida. O.A.: Yo entiendo las leyes y las respeto, pero si había “demasiado cristal en la fachada” era porque sabía que ya existía un precedente. Tampoco se pudo documentar gráficamente ni por planos cómo era la fachada original del edificio. Volví a abrir y arriesgando. Después de dieciocho meses seguía sin la licencia, habiendo terminado el proyecto que había sido previamente aprobado y con las obras realizadas. Pero aquello me fortaleció y regresé a Barquillo con energías e ilusión renovada porque necesito convivir con el arte, conectar de verdad con una obra teniéndola delante y eso sólo ocurre en un museo o en una galería.