Generando Arte. La Revista Nº 0 | Page 30

Sofonisba Anguissola A brimos esta sección con una mujer emprendedora, una artista cuyas obras se encuentran dentro de las de mayor reconocimiento del Renacimiento, concretamente en las del periodo del Cinquecento. Desde que nació en Cremona en 1532, su padre, Amilcare, de posición acomodada, vio en su hija algo especial, y le proporcionó una educación privilegiada e igual a la del resto de sus hermanos pequeños (seis niñas y un niño) donde sus facultades le hicieron rápidamente destacar sobre sus hermanos. Con tan sólo catorce años, comenzó a estudiar con Bernardino Campi, un afamado retratista de la época de Cremona, y posteriormente siguió su formación artística con el pintor Bernardino Gatti. A los 22 años conoció personalmente a Miguel Ángel Buonarroti que, impresionado por su talento, accedió a instruirla “informalmente”. Para la época que le tocó vivir, Sofonisba tenía un gran defecto: ser mujer; y esta circunstancia limitó sus posibilidades creativas. Era socialmente inaceptable que una mujer pintara desnudos, fundamentales en el desarrollo del movimiento renacentista, por lo que la joven pintora se centró en retratos, primero de su familia y posteriormente de otras personalidades, aunque en su producción se puede apreciar fácilmente un toque de frescura y originalidad debido principalmente a las poses, poco formales en aquel tiempo, con las que colocaba a sus retratados. Gracias a esta originalidad, su mirada ha perdurado en el tiempo y ha permitido que su rostro llegara hasta la actualidad. Sofonisba fue respetada gracias a su arte, y paulatinamente fue ganando reconocimiento. En Milán tuvo la oportunidad de pintar al Duque de Alba, que muy satisfecho, recomendó a Felipe II que nombrara a Sofonisba dama de la reina Isabel de Valois, para que pueda iniciarla en el arte de la pintura, por lo que, con tan solo veintisiete años, llegó a la corte española. 30