Los economistas somos más famosos por explicar -¿Por qué no se cumplió lo que predijimos?-, que por anticipar-¿Qué es lo que nos espera?-. De esta manera, para mí sería fácil decir a qué nos enfrentamos, sin la menor corresponsabilidad de que se cumpla o no, con base en un diagnóstico exprés de variables micro y macroeconómicas, tanto nacionales como internacionales.
Claro está que también sería un error pretender que no dependemos de la economía internacional o del comportamiento de las finanzas públicas, pero hoy más que nunca es más importante entender que la economía es política y, a su vez, la política es economía, es decir, una depende de la otra.
Así, el reto es entender que la economía internacional está condicionada a una etapa de crisis democrática en la que las declaraciones geopolíticas parecen mover más al mercado, que propiamente los movimientos de las tasas de interés internacionales (contrario a lo que la ortodoxia nos diría).
Por esto, el verdadero reto de la economía mexicana, no nace de la economía, pero sí termina en ella.
El verdadero reto no es simplemente dar estabilidad y fortaleza frente a un nuevo proyecto de nación, sino mantener la misma capacidad de acción y reacción frente a los cambios geopolíticos que enfrentamos. Representan mayor riesgo a la economía nacional las decisiones que se tomen entorno a los miles de migrantes que están cruzando por nuestro país, que la caída en los mercados financieros resultado de una posible guerra comercial entre Estados Unidos y China.
De esta manera, la economía mexicana tiene en sí misma el reto más grande: repensarse como herramienta para el bienestar de los seres humanos y no de los mercados.F
*1er Lugar del Premio Nacional de Economía Tlacaélel. Categoria Tesina y Trabajo de Investigacion.
/11
OPINIÓN
JÓVEN
Por:
Giovanni D. Bojorquez*