Fisonomía de las Transformaciones Cuentos Séptimos ok | Page 90
-Vamos hijo tenemos trabajo. Dijo el abuelo. Están ocultos en el bosque. El abuelo
y su nieto Tomás
emprendieron el camino hacia el bosque. El abuelo llamó a los
alienígenas en un extraño idioma, nada que Tomás
conociera. A los pocos
minutos aparecieron por allí unos cuantos seres con forma parecida a los
humanos, pero con muchas diferencias, unos tenían tres ojos, otros cuatro
piernas, otros tres brazos y de muchos colores lo que tenían en común era que se
veían viejos y muy cansados. Que están haciendo aquí? pregunta el abuelo.
Todavía soy fuerte y los puedo sacar de este mundo. No estamos aquí para nada
malo contestaron los alienígenas. Solo necesitamos un lugar para pasar nuestra
vejez, somos viejos y hemos sido tan malos que no nos han dejado quedar en
ningún lugar ni siquiera en nuestro propio mundo. Estamos arrepentidos pero
nadie nos cree. Y por qué tengo que creerles dijo el abuelo.
-Tú has demostrado siempre piedad. Danos una oportunidad. No te fallaremos dijo
uno de los alienígenas. El abuelo miró a su nieto, que había permanecido quieto y
en silencio.
-¡Está bien los dejaré! Dijo el abuelo.
-Porque lo ayudas? Dijo Tomás, si ellos han sido tan malos.
El abuelo respondió porque ellos están arrepentidos. Tomás le preguntó al abuelo
como conseguiste los poderes para poder salvarnos, el abuelo le contó que cuando
él estaba pequeño, otros alienígenas de otro planeta lo robaron de la tierra, se lo
llevaron muy lejos y le mostraron lo que ellos iban a hacer a la tierra. Les pedí
ayuda pera la tierra, ellos me encerraron en un lugar muy oscuro y luego apareció
una gran luz. Tomó todo mi cuerpo, luego quedé dormido y cuando desperté
estaba en la tierra y cada vez que se acercaba un alienígena, salía un relámpago
por tres segundos que lograban despertarme y mi cuerpo alumbraba y salían mis
fuerzas. Puedo ganar más de mil batallas. Ahora Tomás en este momento lo más
importante es tener a todos a salvo y darle un lugar a todos los que lo necesiten.
90