Fisonomía de las Transformaciones Cuentos Séptimos ok | Page 63

estos una noche iba pasando por la casa del señor Martin y escuchó varios gritos, quejidos que venían desde dentro de la casa. Por la intriga se acercó a ver que estaba pasando, asomó por la ventana de la casa y vio a Martin gritando, cogiéndose la cabeza, su cuerpo estaba cambiando pero el hombre aterrado prefirió salir corriendo y seguir su camino. Muchas más personas afirmaban también haber tenido esta experiencia con el Sr. Martin, entonces el detective Arthur pudo intuir que el monstruo que había estado atacando era el Sr. Martin, pero todavía quedaban interrogantes, ¿qué pasaba en él? ¿Qué era él? Un humano o un monstruo, el detective se dio a la tarea de ir a hablar con Martin. Llegó a su casa y tocó la puerta -¿Quién es?- Preguntaron desde adentro -El detective Arthur-. La puerta se abrió -Qué sucede Sr. Martin, lo noto un poco alterado- dijo Arthur, a lo que el “hombre” respondió - nada detective, siga y siéntese, en que lo puedo ayudar. -Creo que usted se ha dado cuenta de lo que ha estado pasando en el pueblo, la perdida de mucho ganado y además de esto el asesinato del hijo de Doña Miriam. Martin escuchaba, sudaba frío se notaba nervioso y con voz titubeante declaró -no estaba enterado de nada detective. - Que extraño Martin, porque ya todo el pueblo estaba enterado de lo que sucedió, - Usted sabe que no soy mucho de comunicarme con los demás, no sabía nada detective - Pero Sr. Martin, por qué lo noto un poco nervioso? Martin se levantó de su asiento y le dijo que si lo iba interrogarlo no sería bajo estas condiciones y le pidió el favor que se fuera de su casa, de inmediato Arthur cogió su sombrero y se fue. Cuando llegó a su oficina comenzó a pensar como dar a conocer al pueblo que Martin era la horrible bestia que aparecía en las noches, así decidió montarle vigilancia cada noche y esperar a ver qué documentaba. La primera noche Martin estaba sentado, tranquilo y sin ningún tipo de estrés. Así pasaron los días siguientes que estuvo vigilando, el detective ya estaba resignado. Después de una semana de estar en esa ventana viendo como Martin se sentaba y ahí se quedaba 63