Fisonomía de las Transformaciones Cuentos Séptimos ok | Page 62

entre los papeles más viejos que tenía. Allí encontró un caso parecido que llevaba ya varios años archivado debido a que no se le había logrado dar una solución. A la mañana del día siguiente llegó un aldeano diciendo que habían encontrado el cadáver de un niño a las afueras del pueblo; casi de inmediato se puso su sombrero y corrió al lugar de los hechos. Cuando llegó estaba el cadáver del niño tendido en el piso, se veían aruñetazos, estaba completamente desangrado por las grandes laceraciones y marcas que no dejaban duda alguna que la misma bestia que se había estado llevando el ganado había sido la causante de este asesinato. Los aldeanos se comenzaron a preocupar por sus vidas pensando: -¿Quién será el siguiente en ser cazado? El detective empezó a unir en su cabeza las piezas de todo lo que había pasado hasta el momento, la pérdida del ganado, las huellas de un animal grande, con garras y ahora el asesinato de este niño, que además tenía en todo su cuerpo mordidas y aruñetazos. De inmediato el detective se puso en la labor de interrogar a una que otra persona sobre lo que había pasado. La primer persona que interrogó fue a la madre del niño, ella en su llanto le explicó que había mandado a su hijo en la noche a que le hiciera un favor no muy lejos de casa, pero pasaban las horas y su hijo nada que regresaba, ella se preocupó y salió a buscarlo, pasó toda la noche buscándolo pero no lo encontró. Cuando llegó a su casa al instante que cerró la puerta y giró su cabeza, t ocaron, ella abrió, oh sorpresa! Era Joaquín, le dijo -Doña Miriam tiene que ver esto- la llevo a las afueras del pueblo. Cuando llegaron justo frente a sus ojos estaba el cadáver de su hijo. Eso fue todo lo que Doña Miriam logró contar al detective Arthur. Arthur comenzó a estudiar el expediente de cada uno de los habitantes del pueblo, pero no había ninguna particularidad en ninguno de ellos. Todas eran personas humildes y trabajadoras, aunque había un señor algo atípico, Martin era su nombre tenía aproximadamente 40 años y un expediente bastante extraño; decía que había tenido muchos problemas de ira con los habitantes, que uno de 62