No existe persona en este mundo que no discrimine y, aquel, que lo niegue o no tenga el valor para asumirlo, jamás podrá evolucionar y ser mejor consigo mismo y con los demás.
Mientras esperábamos para ingresar a la sala, se podía notar un cierto movimiento, una gran cantidad de artistas y cierto espectáculo que daría que hablar.
En esta ocasión, el grupo de tetro La oveja negra, realizó una dramaturgia titulada "Indiscriminadamente discriminados".
Cuánto tenemos para aprender y copiar de estos seres maravillosos. Durante varias escenas montadas, con mucho humor, realidad, colores, simpatía y esponteneidad; fueron atravesando distintos rumbos habituales, de la vida cotidiana, en espacios públicos e institucionales para, luego, demostrar que, hasta ahora, no
hay lugar para aceptar en vez de señalar con el dedo.
¡Qué cómodo resulta ver en el otro lo que jamás uno se anima a realizar!
Pero, esta pieza artística, no pretende dar el mensaje
mensaje de inclusión que tanta apología se hace, sin asumir que pedir integración es, también discriminar.
¿Quién de nosotros no tiene discapacidades en algún aspecto? ¿Todos son perfectos e intocables? Considero que el amor es lo único que debería unirnos y cada uno es libre de elegir con quién juntarse. Lo que nunca debería permitirse es el daño que se le provoque a un ser más indefenso, por la incapacidad y falta de inteligencia de poder mirar con otros ojos, de dejar de lado el ombliguismo para ser una buena persona.
A lo largo de una escena tradicional, llevada a cabo en un colegio, una maestra tiene que preparar el acto del 12 de octubre y, como una vez más, no pretende incluir nada
original. Pero, los alumnos, intentan hacerla entrar en razón de que siempre se
Hablar de inclusión, es discriminar
Sabor A Teatro / Pág. 5