Sabor A Teatro / Pág. 9
No puede existir una sin la otra ni provocar la inmensa cantidad de emociones, si no estuviesen las dos en escena. Como aquello íntimo, muy de a poco, se va conociendo la historia y a dónde apunta la obra. Lo primero que se ve es una muñeca en manos de su bailarina. Ambas, parecen ser la misma persona y, de algún modo lo son, aunque no correrá una la misma suerte ni desgracia que la otra.
Es excelente la propuesta por la efectividad que tiene al transmitir su mensaje, por la combinación de diferentes disciplinas como: cine, teatro, danza, títeres, historieta y la inclusión de la música -no como ambientación solamente sino como digitadora de cada acontecimiento sucedido a lo largo de la dramaturgia.
Como público, tenemos la oportunidad de quedarnos quietos o de caminar, cambiar nuestra posición y observar el detrás de escena para descubrir un segundo mundo, aquel que no tenemos posibilidad de saber cómo se mueve ni digita. Es entonces como el espectador se convierte de pasivo en activo, haciéndose cargo del lugar que ocupa.
Con respecto a "Una línea entre la oscuridad y la luz", no existe detalle que se le escape a los artistas. Cada escena se convierte en protagonista y, entre todas, conforman una pieza diferente, distinguida, de alto vuelo y muy conmovedora.