EDUCACIÓN FÍSICA, PÉRDIDA DE TIEMPO.
La animadversión manifiesta por la Educación física desde las esferas gubernamentales trasciende a las instituciones educativas, dado el interés por convertir a Colombia, desde los escritorios del Ministerio, en la más educada en el año 2025, según política de gobierno trazada para acceder a los espacios ofertados por los organismos internacionales, para lo cual es indispensable cumplir estrictamente las condiciones por ellos exigidas. Es lamentable cómo se desprende el condicionamiento para lograr el dominio de las matemáticas, la lectura crítica, las Ciencias y el Inglés, proponiendo espacios de profundización en estos campos, mientras irresponsablemente se abandona todo lo relacionado con el humanismo y el desarrollo de la Inteligencia Emocional, expresión acuñada por los sicólogos John Mayer, Peter Salovey y Daniel Goleman.
En su obra Inteligencia Emocional, el estadounidense Daniel Goleman afirma: “La Inteligencia Emocional es la que desarrolla el potencial que tenemos para aprender las habilidades prácticas de toma de conciencia de uno mismo, la automotivación, la empatía y capacidad de relación”. Sin duda este concepto nos lleva a comprender cómo la Educación Física influye en las emociones del individuo, conduciéndole a adquirir dominio de sí mismo para así lograr interacción no solamente con el medio, sino con quienes permanentemente deben estar en contacto con él.
Es claro cómo el objetivo fundamental de la Educación Física es la formación integral del individuo, incluidas sus emociones, lo cual la ubica como una disciplina que se dedica no solamente al conocimiento de un conjunto de músculos y articulaciones con su funcionalidad, pues en ese cuerpo están inmersos los sentimientos, los pensamientos, las emociones y sus formas de expresión, elementos tocados tangencialmente por las ciencias del saber, las cuales tienen como fundamento el conocimiento de fenómenos científicos, pensamientos operacionales y muchas veces dirigidas hacia el rendimiento meramente intelectual, como ejercicio para el logro de un ranking en escalas creadas para el establecimiento de diferencias descontextualizadas.