Escuela de Recuperación 8 Día de la Tradición | Page 29

26 CAPÍTULO 3. GAUCHO leal. Del conquistador recibe el caballo y la guitarra; del indio el poncho, la vincha, el mate, y las boleadoras. Su lenguaje es mezcla de castellano arcaico, con elementos indígenas, a los que se agregan más tarde voces portuguesas y africanas. corrida de sortija, en el barrio de Mataderos (Buenos Aires). Los gauchos son también grandes jinetes, excelentes en las prácticas ecuestres siendo en lo hípico sus deportes preferidos la jineteada gaucha y doma gaucha, el pato, las carreras cuadreras, la corrida de sortija, el juego de cañas, la cogoteada, la maroma, y la captura mediante boleadoras y lazo desde el caballo, también es frecuente el visteo (cuyo gerundio es vistiando) un simulacro de duelo criollo en el cual en lugar de facones (ya que no se busca herir ni matar a nadie en el visteo sino practicar una esgrima gaucha) se usan palos o trozos de caña tiznados. En el siglo XX han aparecido juegos gauchescos como la polka de la silla, el rastrín, el juego de los tachos y el ejercicio de las tropillas entabladas que de ser una práctica habitual ha pasado a ser una muestra de la destreza gaucha (el adjetivo “entablada” no significa que las cabalgaduras estén ceñidas por tablas o dispositivo parecido sino porque en el lenguaje gaucho tradicional se llama “tablada” o, coloquialmente “la tablada”, a cualquier amplia zona de terreno rodeada de postes, “palos a pique” o “tablas” dentro de cuyo recinto se resguardan y crían a las tropillas de equinos).[13] A menudo el caballo de un gaucho constituía todo lo que este poseía en el mundo. Un gaucho sin flete (caballo) dejaba de ser gaucho, algo muy difícil ya que en el campo argentino abundan las caballadas. Jineteada gaucha en Argentina de un gaucho argentino a inicios del presente siglo XXI. tica aunque en la misma se distinguieran modalidades locales. Esta cultura ganadera y ecuestre tradicional, generó un tipo humano y social similar, el gaucho de Uruguay y Argentina y el gaúcho de Río Grande del Sur. La vida ecuestre, la alimentación carnívora, la ruda intemperie, los vientos tónicos del océano y de la pampa, le crían magro, duro y ágil. Unos sujetaban la cabellera con la vincha del indio, otros ponían sobre su suelta melena el sombrero panza de burro; todos usaban la bota de potro y el chiripá. El desierto y la soledad le hacen taciturno y silencioso (aunque según Atahualpa Yupanqui el experto puede distinguir el habla de gaucho de las llanuras del gaucho de las zonas montañosas “el primero habla como gritando para hacerse oír mejor en las distancias, el segundo habla con tono bajo para evitar avalanchas”). La libertad y la abundancia le hacen altivo, hospitalario y Sus tareas eran básicamente trasladar el ganado vacuno entre los campos de pastoreo, o hasta sitios de mercado como el puerto de Buenos Aires. La yerra consiste en marcar a fuego con el signo del propietario del ganado vacuno. La doma de potros era otra de sus actividades habituales. El de domador era un oficio especialmente apreciado en toda la Argentina y se mantienen vigentes las competencias de doma en festivales. La principal alimentación del gaucho era la carne vacuna asada, en primer lugar, y de caprino tanto como de ovino en segundo lugar, aunque el verdadero gaucho cocinaba casi cualquier carne si era menester. Las pocas carnes que tenía en calidad de tabú eran las de sus amigos incondicionales: el caballo, el perro e incluso el gato doméstico. Principalmente en el noroeste de la Argentina (aunque se encuentra difundido de diversas formas en casi todo el país), forma parte de la dieta el "locro", un guisado a base de maíz (u otro componente vegetal) con carne. La bebida alcohólica que mayormente consumían hasta fines de siglo XIX era la ginebra traída en importantes cantidades, y a precios accesibles entonces, principalmente desde Holanda. Los gauchos tomaban también la infusión típica llamada mate, tradicionalmente preparada en una calabaza ahuecada sorbiendo la infusión mediante una bombilla. El agua para el mate se calienta (sin hervir) sobre fogones