Jorge Luis Borges, en la biografía de Tadeo Isidoro Cruz, desarrolla un cuento en el que expresa su concepto de destino mediante unas palabras:
“… mientras combatía en la oscuridad (mientras su cuerpo combatía en la oscuridad), empezó a comprender. Comprendió que un destino no es mejor que otro, pero que todo hombre debe acatar el que lleva adentro”.
Gracias Sr. Hamer por acatar su propio destino aún con las dificultades que este presentaba.
Gracias por estar más allá de todos y seguir como cual hormiguita observando uno y otro Tac, uno y otro informe y creando un sistema que solo desde el amor descomunal por lo que haces se pudo llegar a construir. Gracias por transmitirlo y ayudar a poner luz donde antes solo había sombra. Gracias por poner responsabilidad donde antes había culpabilidad. Gracias por unir mente cuerpo pasando por nuestro sistema nervioso. Gracias por ayudarme a ver la anatomía que tanto amo con una lógica aplastante. Gracias por encontrar un sentido a todo lo vivido y a todas las respuestas de los órganos. Ese maravilloso sentido biológico que está en nosotros, que nos ayuda a mirar hacia adentro y dejar de lado ese afuera al que ya no podemos cargar con nuestros dramas. Gracias porque a partir de estas leyes la humanidad tiene una puerta abierta a la evolución y los que conocemos esta forma de enfermar y de curar tenemos la grandísima responsabilidad de ofrecer a otros este conocimiento de manera comprometida y respetuosa y quien esté preparado para oír, oirá. Quien esté preparado para ver, verá. Quien esté preparado para entender, entenderá. Quien esté preparado para creer, creerá. Quien esté preparado para continuar con el legado de las 5 leyes biológicas, continuará. Y todo estará bien.
Borges nos regaló esa frase que nos recuerda lo mortal y lo inmortal que hay en cada ser humano:
“Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en que el hombre sabe para siempre quién es”.
Segura de que hubo un instante en el que supo que ya no había retorno hacia otro tipo de concepción sobre la salud y la enfermedad. Segura de que esa parte del destino ha sido compartida y la asumo en mí. Agradecida por sentirla en mi interior.
Descansa en paz.
Carta a...
Ángeles Wolder Helling
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