ESCUELA DE DESCODIFICACIÓN BIOLÓGICA ORIGINAL 2015 2017 Vol.4 | Page 77

Testimonios

Vanesa

Mi viaje empezó en 2009 cuando me diagnosticaron un carcinoma en la mama izquierda de 6,5 cm. Tenía 35 años y dos niños de 2 y 3 años. Además de la cirugía, el tratamiento consistió en quimio y radio. Pero al hacerme el chequeo previo observaron en el tac que también tenía un tumor en el riñón izquierdo que operaron cuando acabé la quimio.

Han sido unos años duros. Debido a mi caso “especial” cualquier nimiedad hacía saltar todas las alarmas, calculo unos 10 o 15 tacs y otras tantas resonancias durante los años posteriores al tratamiento. Se me juntaban unas revisiones con las siguientes. Y justo antes de obtener la merecida “alta de los 5 años” en 2015 un nódulo apareció de nuevo en la mama izquierda.

La detección precoz había funcionado, solo medía 0,5 cm y después de muchísimas pruebas descartaron malignidad con un PET TAC.

Viví con el pequeño nódulo unos 18 meses sin cambios, sin medicación, con revisiones cada 3 meses y un día se movió, de repente medía 1 cm y a toda prisa me vi operada y sentada en un sillón enchufada a un gotero.

Antes de llegar a mi segunda quimioterapia había estado investigando terapias alternativas, ya había hecho algunos cambios en alimentación y tenía muchas dudas acerca de la medicina oficial que me ofrecían.

Pero no estaba lo suficientemente segura ni informada como para tomar decisiones drásticas así que intenté compaginar la quimio con otras terapias, forma de vida y alimentación sana.

Fue un cambio lento en mí, los meses de quimio los utilicé para informarme sobre la descodificación biológica, empecé a practicar Yoga, a leer sobre alimentos beneficiosos, a asistir a charlas, a tomar las riendas. Veía cosas que no me cuadraban y que los médicos no sabían explicarme. Si mi tumor era tan agresivo por qué no había crecido apenas en 18 meses? Qué lo había activado y desactivado? Por qué tanta prisa ahora? Y por qué yo?

Después de la quimio me plantearon volverme a radiar y que me quitase los ovarios para crearle un medio hostil al cáncer y ahí exploté.

Le pedía ayuda a Noelia, la había conocido a través de las clases de Yoga y había asistido de casualidad a una de sus charlas, hasta ese momento no sabía que era terapeuta de descodificación biológica, me sorprendió gratamente su exposición, yo conocía superficialmente el trabajo de Hamer pero no sabía donde acudir y tener tan cerca a una persona que me podía ayudar a saber qué me pasaba.

Empecé la terapia y la radio prácticamente a la vez, una con mucha ilusión y la otra a regañadientes, siempre influida por el miedo.

La primera sesión me sorprendió, yo soy una persona reservada y tenía que contarle a mi terapeuta detalles bastante escabrosos de mi vida para que pudiera ayudarme, sin embargo, una vez empecé y gracias a la hipnosis fluyeron con naturalidad. Si algo tenía claro es que mis hijos tenían algo que ver en mi enfermedad pero hasta que no verbalicé a través de las técnicas que me ofreció Noelia mis vivencias y pensamientos no me di cuenta de hasta qué punto mi vida había girado en torno a ellos, a protegerles. Salí con un sentimiento agriculce, por un lado liberada y por otro lado exhausta, recordar todos los momentos difíciles desde el principio de mi enfermedad para identificar el conflicto biológico puede resultar realmente agotador. Pasé el día siguiente durmiendo prácticamente entero, como no lo había hecho en años (los mismos años que desde que nacieron mis hijos).

Una vez localizado el conflicto las siguientes sesiones se centraron en proporcionarme técnicas para identificar y localizar mi malestar y aprender a canalizarlo de una forma que no me dañase. A veces la sesión se centraba más en momentos angustiantes para asegurarse de que no olvidaba algo importante, otras veces la sesión fue más liviana, más agradable y destinada a relajarme y a salir renovada. Era importante que no viviera el tratamiento de radioterapia como una amenaza y Noelia me ayudó en eso también, porque lo que me enseñó también es que nosotros elegimos cómo vivir cada experiencia. Pero lo que más me sorprendió fueron las técnicas que me enseñó para evitar que mis emociones me afectaran negativamente. Fue muy emocionante comprobar en directo cómo funcionaban y aprender a escuchar mi cuerpo.

La terapia, yoga, meditación, etc... unida a una dieta desintoxicante que me ha ayudado a deshacerme más rápidamente de los efectos de la quimioterapia han hecho que, a día de hoy, me encuentre física y mentalmente preparada y con ganas y fuerzas para afrontar el futuro. Sobre todo sin miedo, sabiendo que yo soy dueña de mi destino y que participo activamente en mi curación. Porque ahora sé que está en mis manos no volver a enfermar y sé qué tengo que hacer.

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