ESCUELA 3 DE 5 | Page 29

Aracne

la tejedora

Se decía que Aracne, una tejedora, sabía bordar y fabricar telas como nadie. Nació en Lidia, una antigua ciudad de Turquía. Era hija de un padre modesto. Tal era la fama de la joven por sus espléndidos trabajos que llegó a los oídos de la diosa Minerva porque los comparaban con los de ella, divinidad de las artes y patrona de los artesanos.

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Cierto día la diosa fue disfrazada de anciana con el propósito de conocer a Aracne. Vio sus hermosos tapices, la elogió y la comparó con Minerva. La tejedora estalló de rabia. Insultó sin control a la vieja mujer quien entonces reveló su verdadera identidad.

La diosa retó a la joven: deberían confeccionar un tapiz para comprobar cuál de las dos era la mejor. Tejieron día y noche. Al terminar mostraron los tapices, igual de bellos y perfectos los dos pero Minerva reaccionó brutalmente al ver que el de su adversaria representaba una burla hacia los dioses del Olimpo y lo destrozó. Al verlo destruido la muchacha decidió nunca más dedicarse a aquello que tan bien sabía hacer e intentó abandonar el lugar pero la diosa insistió para que no se marchara ya que sus tejidos eran realmente fantásticos. La presumida Aracne no le dio importancia entonces Minerva la convirtió en araña para que continúe tejiendo a través de los tiempos.

Hércules el forzudo

Zeus, dios del rayo, se enamoró de la mortal Alcmena y tomó la forma de su esposo sin que ella descubriera el engaño. Cuando se dio cuenta, ya esperaba un hijo. Tuvo que soportar los celos de su esposo y de la esposa de Zeus, la vengativa Hera.

Mientras que el bebé crecía en el vientre de su madre la diosa Hera decidió retrasar el nacimiento, para eso envió a la Tierra a su hija Ilictia, diosa de los partos, acompañada de tres parcas para que se ocuparan del asunto. Al llegar, las cuatro se sentaron con las piernas y brazos cruzados frente a la habitación de Alcmena.

Hércules estaba a punto de nacer, empujaba y empujaban. Las mujeres seguían empacadas en esa posición mágica que entorpecía el alumbramiento, entonces la ingeniosa partera salió gritando: _ ¡Nació el bebé! El engaño dio resultado. Las parcas creyeron que habían fracasado y descruzaron piernas y brazos fue entonces y solo entonces que Hércules pudo nacer. La diosa Hera, sumamente contrariada desde ese día intentó por todos los medios amargarle la vida, enviándole toda clase de monstruos, gigantes y hombre muy fuertes para lograr librarse de él.

El increíble niño fue criado por su madre y su esposo Anfitrión. A los dieciocho años se ocupó de limpiar montes y pantanos de feroces leones y temibles jabalíes que acechaban a los griegos, todo eso pudo hacerlo gracias a su fuerza sobrenatural.

No solo la mujer de su padre lo acechaba. Su primo, Euristeo, celoso de la popularidad que tenía entre los habitantes le encargó doce trabajos muy difíciles con el solo propósito de deshacerse de él. Durante años este increíble hombre fue realizando uno por uno mostrando su fuerza descomunal y garantizando que era el hijo del dios de los dioses.