ESCUELA 3 DE 5 | Page 18

La posada del camarón rojo, 26 de octubre de 2016

Querido papá Geppetto:

Te escribo esta carta para contarte cosas que no sabés. Volví solo a casa y maté al grillo parlante que allí en la pared estaba y muchos consejos me daba.

Me arrepiento de echarte la culpa cuando decidía el policía a quién mandar a prisión. Te necesito tanto, y no sé cómo pedirte disculpas por escaparme, por vender el abecedario que me compraste vendiendo tu chaqueta sabiendo que pasarías mucho pero mucho frío pero vos querías que yo, tu hijo, me eduque y en vez de ir a la escuela corrí al teatro de marionetas.

Por no hacerte caso no la pasé nada bien. El titiritero Cienfuegos, por interrumpir su obra casi me echa al fuego para convertirme en leña y así poder asar mejor su cordero. Por suerte lo enternecí con mi historia y logré salvar a mi amigo Arlequín a quien quemaría en mi lugar.

Sé que muchas veces me equivoqué demasiado, hice muchas macanas pero siempre pensaba en vos, padre mío. No veía la hora de verte y darte las cuatro monedas que el titiritero me regaló. Imaginaba la hermosa y abrigada chaqueta que podrías comprarte con ese dinero. En el camino me encontré con dos amigos, El Gato y El Zorro, ellos me contaron que en el Campo de los Milagros si entierras monedas, al día siguiente crece un árbol lleno de monedas de oro. Pensé entonces que si los acompañaba ya no seríamos más pobres.

Intenté mejorar para que te sientas orgulloso de mí pero otra vez no quise escuchar al Grillo Parlante y confié en quienes no debía confiar. Ellos me dejaron solo y cuando salí a buscarlos por la noche, unos asesinos comenzaron a perseguirme. Intenté salvarme y de ninguna forma entregue las monedas pero no pude lograrlo. Me atraparon y estoy aquí, colgado de un gran árbol a punto de morir pero con lo poco de aire que me queda pienso en ti.

Aunque nunca pueda ser el hijo que tú querías te quiero papá Geppetto aunque ya casi esté a punto de morir.

Pinocho, tu hijo de madera.

CUARTO:

Florencia, 19 de octubre de 2016

Querido hijo:

¡Te extraño mucho! ¿Dónde estás? ¿Por qué te fuiste? Quiero que nos volvamos a ver.

Te busco por todos lados y no te encuentro. Quiero que nos unamos, padre e hijo como en aquellos tiempos cuando apenas eras un pedazo de madera y mientras te daba forma con mis herramientas, tú me hacías burla, sacabas tu lengua, me pateabas las piernas y cuando terminé de hacerte te fuiste corriendo. Yo te buscaba angustiado porque tenía miedo de perderte.

Me sentí muy solo y triste en la prisión pero más triste fue verte con los pies quemados cuando volví a la casa, por eso te hice rápidamente unos pies nuevos. No soportaba verte tirado en el piso sin poder levantarte.

Desde que te fuiste de aquí hacia la escuela no te volví a ver. Salí desesperado a buscarte al ver que no volvías. Me enteré que vendiste tu abecedario para ver una obra de marionetas. Nadie puede decirme qué fue de vos. Nadie te volvió a ver. No sé en qué lugar estarás y eso me desespera.

No quiero estar sin tu compañía querido Pinochito. Me imagino todas las cosas que haríamos juntos, si estuvieras acá conmigo. Ojalá te llegue pronto mi carta y vuelvas a casa.

Te extraño muchísimo amado hijo.

Papá Geppetto.