Revista EntreClases Mayo 2018 | Page 47

Sobre la arena de nuestro Teatro Romano, un año más, clausurando el Festival de Teatro Grecolatino, se ha puesto en pie para esta ocasión Heautontimorumenos, una comedia satírica, perteneciente al género de la fabula palliata, de inspiración griega, estrenada en torno al año 163 a. C.

Terencio ni siquiera cambia el nombre en griego de la obra y no tiene rubor en admitir que la escribe a partir de la obra homónima de Menandro.

Terencio, algo más comedido y menos soez que el famosísimo Plauto, no renuncia a los mismos temas que tratara la fabula palliata con el objetivo de denunciar algunos usos y costumbres de sus coetáneos. Sin embargo, más allá de la chanza y la burla, más o menos grotesca y soez, aparece una parte más lírica donde también hay lugar para la música y la poesía culta.

La aportación de Terencio a esta obra es, sin duda, el desdoblamiento de los personajes (dos padres ancianos, dos jóvenes enamorados, dos sirvientes o dos jóvenes enamoradas) con lo que se acentúa y se propicia el enredo, la burla y el engaño a los que quiere trasladarnos el autor.

Clípeo teatro, el grupo de teatro de profesores del Santa Eulalia, hemos intentado mantener el espíritu de una obra aunque reflejado en el espejo de otra, más actualizada, pero no tan distinta. En esta ocasión, los textos de las canciones nos sirven para desarrollar también el argumento y conseguir que la comedia avance de la manera más entretenida posible, mezclando, como hizo el propio Terencio, lírica culta y popular. Y todo, texto en versión libre y letras de las canciones del también director, Marino, composición original de Alejandro en dos temas, interpretaciones musicales de la mano de los propios actores, vestuario, todo hecho en casa.

Fue un 13 de abril, cuando los espectadores aguardaban el comienzo. Tras las columnas del teatro, la tensión y los nervios traídos del compromiso de todos con todos, de la responsabilidad, del trabajo de unos cuantos meses, de los hilos que nos unen, de las risas de los ensayos, de esta locura que es el teatro. Lo que parecía un imposible se arregló nada más empezar y es que el público, llevado por nuestra Corego, gritó al unísono el impronunciable “Heautontimorumenos”. Lo que vino después sobre la arena y en el aplauso final, solo nosotros lo sabemos. En medio, toda una hazaña: un público jovencísimo divirtiéndose con el teatro. Sin duda, el mejor regalo a nuestro trabajo.

Clípeo Teatro