El último grito El último grito | Page 4

nos. Haremos lo mejor posible. -¡Muchas Gracias! A las seis de la tarde, María volvió al hospital a ver los resultados de sus familiares. Apenas entró al salón, preguntó. -¿Cómo va, doctor? -Lamento decirle que solamente a uno le pudi- mos salvar a Marcos porque la bala no le tocó en un lugar donde se podría morir. Obviamente, aún nece- sita quedarse en el hospital. -¡Muchísimas gracias! En seguida, entró la doctora Graciela con la co- midita del bebé. -¡Gracias!—dijo el doctor Florencio. -¡De nada! Que se mejore pronto. -¡Gracias!—dijo María. Media hora después, María volvió a su casa. Apenas abrió la puerta, le metieron en una bolsa grande. Cuando se dieron cuenta de que venía la po- licía, se escondieron rápidamente. María estaba gri- tando “ayuda”. Cuando el oficial Fuentes se acercó a la puerta y escuchó los gritos de María, directamente la abrió, ya que la habían dejado abierta, y sacó a María de la bolsa. -¿Ha visto al asesino?—preguntó el oficial Fuen- tes. -No, me puso en la bolsa y se fue.