El último grito El último grito | Page 10

mento, apareció el padre de los niños y no nos per- mitió entrar. En seguida matamos a los niños para que nos deje entrar y así fue. Robamos algunas cosas y al salir, le matamos al padre. -¿Por qué no trajeron bolsa si iban a robar? -Nos olvidamos. -Bueno, no quiero alargar mucho este juicio. Con- tando desde que robó, asesinó niños y a un director de escuela, Pablo González tendrá cincuenta años de prisión. ¡Declarado! El otro también pero hasta que le encontremos. ¡Hasta luego! Golpeó su martillito en la mesa y todos salieron. En el auto de los oficiales, se metieron Pablo, el doctor Florencio, María y ellos mismos. El oficial Fuentes le dijo al oficial Gutiérrez. -Primero llévame a la casa de María, luego, al doctor y a María al hospital, después llévale a Pablo a su cárcel y al final, lleva ese vidrio a Alexis para que lo analice. Cuando María y el doctor entraron al salón del bebé, vieron que le estaba cuidando la doctora Gra- ciela. -¡Muchas gracias, doctora Graciela! Se puede reti- rar.—dijo el doctor Florencio. -¡De nada! ¡Que se mejore! ¡Chau! -¡Chau, gracias!—dijo María. Apenas la doctora Graciela salió, Marcos empezó