El nacimiento de nuestro país | Page 9

Soy Nicolás Medina, soldado argentino.

A fines de 1814 entré al Ejército de los Andes, donde participé como uno de los capitanes del Escuadrón N°11 de Infantería. Como parte del mismo, en 1817 me tocó cruzar la cordillera junto a San Martín y muchos otros argentinos valientes.

Cruce por la Independencia

San Martín diseñó un buen plan de invasión: El territorio chileno debía invadirse por los caminos más cortos y debíamos librar la batalla decisiva a las puertas de la capital de Chile, Santiago. A su vez, para obligar al gobernador de la Capitanía General de Chile, Casimiro Marcó del Pont, a que dividiera sus fuerzas, cuatro destacamentos secundarios invadirían por otros ladosd. El 6 de enero de 1817 nos pusimos en marcha desde el Campamento del Plumerillo.

Aún recuerdo aquella carta que San Martín le envió a Tomás Guido un tiempo antes de salir.

"Lo que no me deja dormir es, no la oposición que puedan hacerme los enemigos, sino atravesar estos inmensos montes"

La principal dificultad fue el frío glacial, sumado a la altura. A esas alturas, el aire era helado y además muy enrarecido, por lo que era muy difícil respirar, nos cansábamos más rápido y también nos resultaba imposible cocinar cualquier tipo de alimentos, por el frío. Nuestra base de alimentación fue el valdiviano (Un plato a base de carne seca machacada). Las columnas que llevaban los víveres iban a retaguardia. Transportaban más de 40 toneladas de charqui, galletas de maíz, 113 cargas de vino, aguardiente (para disminuir el frío nocturno), ajo y cebolla, y 600 reses para la provisión de carne fresca, quesos y ron. El frío era tan intenso que también tuvimos que abrigar a los animales, cubriéndolos con mantas. Aún así, de las más de 10.000 mulas de carga que partieron con nosotros, llegaron menos de la mitad. El resto murió en el camino. Llevábamos toneladas de material, entre pertrechos de guerra y provisiones. Una gran parte se perdiò en el camino a causa de las caídas por los desfiladeros y la pérdida de medios de transporte, porque los animales debilitados y cada vez más escasos no podían transportar todo. El mismo San Martín tuvo que ser transportado durante varios tramos en camilla, ya que sufría de úlceras gástricas que a menudo le impedían moverse.