El libro de la verdad y de la vida El libro de la verdad y de la vida | Page 75
A NTONIO P INTO R ENEDO
sulta fácil para ellas pasar de los motivos altruistas al mero
afán de lucro y los ciudadanos antes de hacer una dona-
ción a una de estas organizaciones deberían preguntarse
cuántas de ellas muestran públicamente su balance de in-
gresos y gastos como prueba de sus buenas intenciones.
MIS DUDAS
Con la lectura de mis distintos libros, el lector habrá po-
dido observar cómo para algunas cuestiones se plantean
distintos caminos. Esto es porque la ciencia, especialmente
la filosofía, no es algo que tenga que condicionarse a un
solo camino de evolución o pauta científica. La explicación
es muy sencilla, y es que el progreso no consiste en sustituir
algo malo por algo bueno, sino en sustituir algo bueno que
ha sido válido durante cierto tiempo por algo mejor. Solo
el tiempo se encargará de determinar qué cosas se consoli-
dad y cuáles desaparecen, pero incluso aquellas que perdu-
ran no se puede asegurar que lo hagan de forma indefinida.
Por ello, en mis libros he intentado enseñar a los lectores a
considerar el pensamiento libre y la investigación como
pieza de los valores que deben formar parte del hombre del
futuro.
Un ejemplo de esa dualidad científica es el de las naves
espaciales, que tienen que abandonar la atmósfera para si-
tuarse en la órbita. En este caso, planteo a los lectores la
posibilidad de usar naves de etapas o las de depósito ma-
yoritario. Ambos modelos de naves tienen sus ventajas y
sus inconvenientes. Por ejemplo, para definir cómo serían
las naves de etapas se resumiría diciendo que estas naves es-
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