El libro de la verdad y de la vida El libro de la verdad y de la vida | Page 71

A NTONIO P INTO R ENEDO Las letras B y V. Otro cambio positivo sería eliminar la diferencia entre la B y la V. En la expresión hablada no existen diferencias entre ambas y, por lo tanto, tampoco tienen por qué ha- berlas en la escrita. La verdadera unidad de medida para plantear el lenguaje escrito debería ser imitar al lenguaje hablado, porque si una persona se expresa con la debida corrección no tiene sentido que luego tenga que escribir sin ella. El origen de la confusión se debe a las palabras que se encuentran antes y después de estas letras y que llevan a pensar que, según el caso, se debe utilizar una u otra. Las letras Y o I. Otro ejemplo de lo absurdo es distinguir entre la Y griega de la I latina. Parece que el objetivo de los lingüistas era el de atormentar a los estudiantes mediante la creación de disparatadas normas del lenguaje como la que dio lugar a esta diferencia, puesto que lo lógico sería la existencia de una sola versión de la letra I, ya que en la expresión ha- blada así ocurre. Las letras LL o Y. Lo mismo ocurre con la diferencia entre la LL o la Y para la expresión (ya), en este caso también, resulta una diferenciación innecesaria decidir unas veces usar unas le- tras y en otros otras para el mismo sonido. Las letras K y Q o C. Otro modo de complicar sin motivo el lenguaje es uti- lizar estas letras de manera distinta para representar un mismo sonido. Me parece frívolo por parte de quienes se han puesto de acuerdo en alejar tanto la expresión hablada de la escrita, porque, en un afán de notoriedad para sí, han 71