El libro de la verdad y de la vida El libro de la verdad y de la vida | Page 62
E L LIBRO DE LA VERDAD Y DE LA VIDA
como una forma de actitud responsable, pero no tiene sen-
tido hacerlo como fin último.
El origen de esta confusión se debió a que los apóstoles,
con el fin de que las ideas de Jesús tuvieran eco y difusión
en la sociedad y evitar que su legado se perdiese, añadieron
algunas cosas a los hechos verdaderos de su vida, como por
ejemplo el tema de su concepción, el de los milagros o el de
la estrella de Belén. Pero la Iglesia, una vez conseguido su
objetivo de extender el mensaje de Cristo al mundo, tenía
el deber de terminar con esa mitificación de su persona,
porque no contribuía a extender la verdad que es lo que el
mensaje de Jesús pretendía. Quizás, Jesús era más parecido
al resto de los hombres en el aspecto físico de lo que la Igle-
sia nos quiere hacer creer y, quizás, tampoco hiciera los mi-
lagros que se nos cuentan, pero si de lo que se trata es de
encontrar hechos milagrosos en la vida de Jesús sin duda
hubo uno, su voluntad y su éxito en el intento de extender
su filosofía en pro del bien y la convivencia entre las per-
sonas. Por lo tanto, de lo que luego se hizo con su legado
tampoco sería justo responsabilizarle a él.
Así, la idea de la divinidad de Cristo habría que buscarla
más en el valor de su mensaje que en los hechos puramente
físicos, pues toda verdad es de por sí de naturaleza divina,
y si el mensaje de Jesús era verdadero, también era enton-
ces divino. Sin embargo, otra cosa distinta fue el conjunto
de hechos materiales que se le atribuyeron, que podrían
distar mucho de la realidad.
La verdad es que la historia inicial del cristianismo fue
un poco triste, puesto que Jesús tuvo que sacrificar su vida
para que sus ideas se extendieran y los apóstoles tuvieron
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