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E L LIBRO DE LA VERDAD Y DE LA VIDA
Es cierto, por otro lado, que la última palabra la tienen
que tener los ciudadanos de cada región sobre su futuro
político, pero cuando los partidos nacionalistas secuestran
esa opinión pública creando una imagen de odio hacia Es-
paña, resulta difícil considerar que esa opinión pueda con-
siderarse como objetiva e imparcial.
Hay que tener en cuenta que en España esos partidos
políticos tienen una mecánica de funcionamiento similar a
la que tenían los nazis en Alemania y que basan su política
y sus expectativas de crecimiento en la criminalización y el
odio a España como forma de expansión y, por ello, sus
planteamientos resultan muy poco creíbles.
Además, después de la transición hacia la democracia, el
Estado español creó uno de los modelos políticos más des-
centralizados del momento para dar satisfacción a ese tipo
de movimientos y favorecer la cohesión, pero no se tuvo
en cuenta que un excesivo descentralismo también favo-
rece la desunión. Por ejemplo, un gran error político fue
crear un gobierno de tipo proporcional, ya que, al terminar
las elecciones, el gobierno es incapaz de gobernar y tiene
que peregrinar a determinadas autonomías para conseguir
el poder suficiente, lo que supone ceder al chantaje de esas
autonomías con el consiguiente desdén a las demás. Eso no
hubiera sucedido si la votación para formar gobierno fuera
a segunda vuelta en caso de no tener mayoría absoluta, y
que siempre el partido ganador pudiera formar gobierno
con un mínimo del cincuenta y uno por ciento de los es-
caños. Ese afán por favorecer a los separatistas al final ha
dado lugar a un estado cada vez más fracturado, desigual e
ingobernable, lo que es lamentable teniendo en cuenta que
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