El libro de la verdad y de la vida El libro de la verdad y de la vida | Page 109

A NTONIO P INTO R ENEDO minado momento es porque su cuerpo ya está preparado para ello. Pero, en cualquier caso, el Estado tiene el deber de ayudar a esa mujer a proseguir el embarazo de forma se- gura para que llegue a buen término. LOS TRASPLANTES En mi opinión, la sociedad ha elegido el camino equi- vocado en el tema de los trasplantes de órganos. Creo que es un grave error recurrir a los cadáveres para intentar so- lucionar los problemas de los vivos. Esa política pone al hombre al nivel de los animales carroñeros y esos compor- tamientos deberían ser impropios de la especie humana. Si todos los esfuerzos científicos y económicos se hu- bieran dedicado a la producción de órganos artificiales, en estos momentos ya se tendrían muchos órganos de origen artificial que, por su calidad, se asemejarían mucho a los naturales, y es que, con el tiempo, esto llegará a ser así, las inversiones en trasplantes lo que hacen es retrasar este mo- mento en perjuicio de los enfermos. Además, se está popularizando la salvaje costumbre de trasplantar órganos de unas personas vivas a otras, lo que re- sulta una práctica lamentable, porque se pasa de tener una persona con minusvalías a tener dos. Sería conveniente que la sociedad exigiera a sus gobier- nos y a las empresas farmacéuticas la modificación de sus pautas de conducta y que reconduzcan sus investigaciones hacia la producción en serie de órganos artificiales de buena calidad que permitan acabar con las listas de espera. No es justo que se obligue a los enfermos a esperar la muerte de 109