El Fray Juliano Tercera Edición digital | Page 8

"Aquel que no conoce su historia, está condenado a repetirla"

Napoleón Bonaparte.

Miedo, injusticias, muertes. Un país donde elegir malos gobernantes y el fútbol se convierten en su historia y deporte favoritos. Lleno de diversidad en culturas, comunidades, paisajes y comidas, que van, lastimosamente, rumbo a su extinción. Manchado por la violencia, la oligarquía, el patriarcado; con una tasa de impunidad enorme y con una pérdida de la memoria severa. ¡A ver! ¿Ya saben de qué les estoy hablando? ¿Un show de Televisión? ¿Un video juego? No, hablo de mi país, ¡Bienvenidos a Colombia!

Lo anterior es una breve descripción del contexto que padecemos, o más bien, al que nos hemos sometido los colombianos; siento como joven y como mujer la necesidad de escribirlo y resaltarlo. Empecemos entonces por decir que en Colombia es muy difícil pensar diferente. La intención de TRANSFORMAR que tienen algunas personas se convierte en una pesadilla; pues se deben enfrentar ante opositores con mucho dinero, y por ende con mucho poder, que se ven incomodados cuando alguien decide cuestionarlos. Además, deben lidiar amenazas e injusticias que padecen SOLOS.

Ahora bien, ¿Dónde están los jóvenes y su espíritu libertario, que encuentran siempre una alternativa dentro de este caminar, que tienen la capacidad de verlo todo con otros ojos y transformarlo? José Mujica (ex presidente de Uruguay) lo dijo: “Colombia sería uno de los mejores países para vivir y una potencia mundial si todos sus ciudadanos se unieran contra los políticos que los han robado por años’'. Pero tristemente, no. Los colombianos estamos llenos de egoísmo, creemos que si algo no nos afecta directamente, no nos incumbe, y no podremos hacer nada al respecto; nos indigna más perder un partido de fútbol, que perder niños por desnutrición. Hay casos en que elegimos no darnos cuenta de que nos están quitando lo que nos pertenece, y “comemos cuento” de cuanto político nos lo eche. No podemos permitir que la historia se repita y que el trabajo de muchas lideresas y líderes sociales asesinados, queden impunes.