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El hijo contento fue en busca de nidos al medio del bosque. Vió muchos árboles, los checó de arriba a abajo en de algún nido. ¡En el camino se topó con un árbol enorme!!!, que lleva más de cien años de antigüedad. El joven se acercó para ver si había un nido. Como vió que no había ningun nido se dió la vuelta y dió unos pasos cuando de repente se escucharon unos gritos -"¡Déjame salir!"-. El joven asustado, volteó rápidamente al árbol y preguntó-"¿Quién habla?"-. Y de la nada se escuchó,-"¡Soy yo, aquí! ¡Aquí abajo!"-. El joven cabó y salió un sacapuntas de oro, la sacó y la abrió. Del sacapuntas salió el Dios de Budah, el que su religión empezó y sigue en países orientales.
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