El Corán y el Termotanque | Sexto número Año 2, número 6 | Page 28

IMÁGENES Por Adriano Peirone Por las sobras del perro atrás de la cortina trizada también en la polenta pegoteada de un tarro sin dueño: vuelan moscas. En el abierto hocico de un gato llamativamente vivo intentando expulsarlas vanamente con la lengua colgante (irá a morir solo, a escondidas fue una riña barrial la que le descerrajó la cara), o entre la humedad del cuarto sin aire ni ventilador en esa siesta en que entraron a robarnos y nosotros, con mi hermano, a los gritos limpios al ver un desconocido: vuelan moscas. Entre los pastizales que los vecinos utilizan como depósito de sus carentes excedencias –son terrenos ferroviarios, abandonados como todo en aquellos noventa– hay bolsas, sillas rotas, herrumbre en latas oxidadas que nos cortarán los pies todo invadido por moscas que rodean. Como la corrección política o de estilo, en cada cosa que hoy huelo retornan cosas y otras tantas se pierden mientras rodean moscas al sueño. 26