El Corán y el Termotanque | Segundo número | Page 30
ser, ¿quién lo podría analizar? Entonces uno va y no le caga
la idea a otro que se la contó, porque el otro que se la contó
directamente no lo hizo. No tiene nada que ver con eso que
decís, no, yo solamente dije «qué buena idea sería hacer un
ciclo de charlas con el eje temático “la derrota del neoliberalismo”», y ni siquiera se me ocurrió ir por más, o sea, no
movilicé en absoluto, nada, o sea, ni siquiera se me había ocurrido lo de la muestra itinerante por los barrios, que tampoco
es ninguna genialidad, ni había pensado en hacer debates en
los que se podía incluir a intelectuales y gente de la calle en la
misma mesa. Pero está todo inventado, eso lo hicieron en Buenos Aires, ¿sabés cuándo? En los noventa ya se convocaban y
hacían cosas, nada que ver. O sea, todo está ahí, ponele, qué sé
yo, si yo supiera, o sea, si tu pregunta es esa yo ya te digo «no».
Te digo «no», macho. No me molestaría en absoluto, y te
digo más, cuántas veces te he contado que estaba escribiendo
tal o cual cosa, y después nada, o sea, vos me lo podrías haber
copiado y no hubiese tenido nada de malo, porque ¿para qué
te cuento yo las cosas? Al final lo único que vale acá es ir y concretarlas, ir y hacer las cosas. No me molestaría en absoluto,
no me parece una falta total de código. ¿Quién soy yo? ¿Acaso
el inventor de las palabras? ¿Acaso soy el creador? Dejate de
joder. Las ideas son de todos y no son de nadie, acá la que vale
es ir y meter la pelota adentro del arco. ¿En qué estadística sale
el que da el pase? En ninguna, y eso no significa que sea menos
importante. Los medios que inventaron la estadística y que
necesitan decir los nombres, esos son los miserables. Es obvio
que un delantero va a tener para ellos más importancia que
un defensor, ¿quién defiende al defensor? Hay que ir por una
sociedad que ponga las cosas en el lugar que se merece, que le
dé la importancia que se merece a cada cosa, sino la guita va a
seguir valiendo para un café y un turrón, ¿entendés? ¿Quién
pone el precio? El que inventa el precio, claramente.
Entonces el soldado un día se cruza con el general y éste le
pregunta que qué onda, que cómo andaba todo, que era muy
importante para él saber cómo estaban los rasos. ¿Y el soldadito qué le dice? ¡Que estaba todo bien! Pero claro, si nunca se
dio cuenta que el teniente ese lo estaba forreando. Entonces el
general nunca traslada al teniente, que se quería ir a la mierda
de ese regimiento del culo, pero tampoco le da la promoción,
porque el soldadito no le dice que el teniente es un campeón,
no le dice nada. Para eso son los rasos, entendés, no te dicen
nada, no se quejan, van y hacen. La gente de mucho dinero lo
entendió hace mucho, hay gente que no necesita nada, va y
hace. Son los obreros, los operarios, el proletariado. Sí, van a
dominar el mundo, pero lo van a dominar de la misma manera
que lo dominan sus jefes, y van a tener a otros perejiles que van
a ir y a hacer. Porque ese es el código, así están las palabras, esa
es la crisis de las palabras.
Te das cuenta, al final los delanteros son unos cretinos.
¿Entendés, Luis?
– Claro, claro, no, sí, claro
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