El Corán y el Termotanque | Segundo número | Page 26

A SALVO DE DIOS Por Trifón Ajetreo Condenados a la estupidez del tiempo que continua su trazo inexorable, deseo un arrebato. Una rebelión apoteótica y aviesa. Robar de su guarida las agujas indomables, que escapan a la quietud y confunden sus paralelas en el lejano infinito. Allí, donde descansa el viento. En el sitio que las brújulas desconocen pero anuncian; en el crudo paisaje que tejen los espíritus del soñador; en la arena que dibujan los renglones del poeta. Allí te espero para cometer el pecado y derrumbar la bruta verdad a la que nos han sometido con el cruel y sencillo acto de traernos al mundo. Cortaremos sus alas y su piel será nuestro abrigo. Beberemos la sangre del tiempo y su jarabe endulzará el color de tus ojos. Ebrios y eternos, a salvo de Dios, fundiré nuestras almas y en el estrépito de la pasión, tu lengua abrazará mi cuello para hacer un cuerpo del todo y así reírnos de la historia. Seremos nosotros. Los impíos, los escépticos. Vengan los que quieran. Borraremos violentamente el olor de la muerte, para desafiar al destino y reescribir la obra. 26